Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 208
¨El Misterio de Belicena Villca¨
y la enmascara, dotándola del significado proposicional que determinan las premisas culturales
preeminentes.
Cuando se efectúa una observación “científica” de un fenómeno las funciones racionales
se tornan preeminentes a cualquier percepción, “destacando” con eminencia aquellos
aspectos interesantes o útiles y “desluciendo” el resto (del fenómeno). De este modo la razón
opera como si enmascarara al fenómeno, previamente arrancado de la totalidad de lo real, y
presentara de él una apariencia “razonable” y siempre comprensible en el ámbito de la cultura
humana. Por supuesto que a nadie le importa que los fenómenos queden, a partir de allí,
ocultos tras su apariencia razonable; no si es posible servirse de ellos, controlarlos,
aprovechar su energía y dirigir sus fuerzas. Al fin y al cabo una civilización
científicotecnológica se edifica sobre los fenómenos y aún contra ellos; ¿qué importa si una
visión racional del mundo recorta los fenómenos percibidos y nos enfrenta con una realidad
cultural, tanto más artificial cuanto más ciegos estemos? ¿qué importa, repito, cuando tal
ceguera gnoseológica es el precio que se debe pagar para disfrutar de las infinitas variantes
que, en términos de goce y confort, ofrece la civilización científica? ¿Acaso acecha algún
peligro que no podemos conjurar técnicamente, nosotros que hemos eliminado muchas y
antiguas enfermedades, que hemos prolongado la vida humana y creado un hábitat urbano
con un lujo nunca visto?
El peligro existe, es real, y amenaza a todos aquellos miembros de la humanidad que
poseen ancestros hiperbóreos; la Sabiduría Hiperbórea lo denomina fagocitación psíquica.
Es un peligro de género psíquico y de orden trascendente que consiste en la aniquilación
metafísica de la conciencia, posibilidad que puede concretarse en este o en otro Mundo, y en
cualquier tiempo. La destrucción de la conciencia sucede por fagocitación satánica, es decir,
por asimilación del sujeto anímico a la substancia de Jehová Satanás. Cuando tal catástrofe
ocurre se pierde completamente toda posibilidad de trasmutación y regreso al Origen.
Sin embargo, conviene repetir que es la confusión el principal impedimento para la
trasmutación del hombre dormido en Hombre de Piedra. Y, a la confusión permanente,
contribuye la ceguera gnoseológica que mencionaba antes, producto de la moderna
mentalidad racionalista. Se vive según las pautas de la “Cultura” occidental, la cual es
materialista, racionalista, cientificotecnológica y amoral; el pensamiento parte de premisas
culturales preeminentes y condiciona la visión del mundo tornándola pura apariencia, sin que
se note o se tenga idea de ello. La Cultura, entonces, mantiene en la confusión e impide
orientarse y marchar hacia el centro de la reintegración psíquica, trasmutando al hombre
dormido en Hombre de Piedra. ¿Es por casualidad que tal cosa sucede? Lo he dicho muchas
veces: la Cultura es un arma estratégica, hábilmente empleada por quienes desean la
perdición de la Herencia Hiperbórea.
Se comprueba, así, que el “modelo cultural intermediario”, entre el Yo y el macrocosmos,
dificulta enormemente la posibilidad de encontrar el principio del cerco en el mundo, como ley
de la naturaleza.
Cuadragesimocuarto Día
Síntesis General de la Sabiduría Hiperbórea:
Los conceptos complementarios precedentes, han puesto de manifiesto el hecho de que una
“ley de la naturaleza” se origina en ciertas relaciones que el juicio racional establece entre
aspectos significativos. Mi propósito es dejar en claro que aunque dichos aspectos pertenecen
verdaderamente al fenómeno, la relación que dio lugar a la ley eminente ha sido creada por la
razón y de ningún modo puede atribuirse al fenómeno mismo. La razón, apoyada en premisas
culturales preeminentes, utiliza al mundo como modelo proyectivo o de representación de
modo tal que un fenómeno cualquiera exprese correspondencia con una concepción
intelectual equivalente. De este modo el hombre se sirve de conceptos racionales del
fenómeno que guardan una débil vinculación con el fenómeno en sí, con su verdad.
Al efectuar razonamientos y análisis sobre la base de tales conceptos se suma el error y el
resultado no puede ser otro que la paulatina inmersión en la irrealidad y la confusión. Este
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