Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 198
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Clemente V debían avenirse a tratar con mucha cautela sobre el problema de la Orden del
Temple. Aquellas 90.000 encomiendas, por seguir con el ejemplo, estaban atendidas por
30.000 monjes, tres mil Caballeros, y 270 mil laicos, lo que representaba una eventual fuerza
guerrera muy superior al ejército nacional de Felipe el Hermoso: una reacción militar templaria
difícilmente sería contenida en Francia a otro precio que el de grandes bajas en el ejército
nacional, hecho que podría determinar el fin de la Estrategia Hiperbórea de la Nación Mística y
el resurgimiento de la teocracia papal; podrían entonces, pese a todo, triunfar los planes de la
Fraternidad Blanca. Por otra parte, baste recordar lo dicho el Día Decimoctavo sobre el
poderío financiero de la Orden para comprender que si en cada una de las 90.000
encomiendas se podía obtener dinero a préstamo, depositarlo, o girarlo a cualquiera de las
otras, se estaba en presencia de la más formidable red bancaria del mundo, sólo equiparable,
pero no superada en volumen de infraestructura, a las modernas corporaciones financieras
hebreas de Roquefeller, Rotschild, Kuhn-Loeb, u otros benefactores de la Humanidad. Será
fácil deducir que tal organización debía contar con una afinada red de espías, dedicados a
obtener la información económica y política necesaria para dirigir la marcha de los negocios.
Se entenderá, así, que la más pequeña filtración de los proyectos diseñados por Felipe el
Hermoso y Clemente V podría llegar rápidamente a oídos del Gran Maestre y de la Plana
Mayor Golen y causar la consiguiente alarma. Mejor Estrategia sería exponer como temas de
la entrevista otras preocupaciones diferentes: una discusión por la cuestión de las rentas
eclesiásticas, por ejemplo; o la situación de la Cristiandad en Oriente; o la actitud del Rey de
Inglaterra, etc. Pero el verdadero y secreto motivo de la entrevista de Poitiers, como la Historia
se encargó de demostrarlo, fue proyectar la Estrategia que haría posible extinguir a la Orden
del Temple y desmantelar su gigantesca infraestructura.
Cuadragesimosegundo Día
Todos los presentes en Poitiers, los Señores del Perro Guillermo Plasian, Guillermo de
Nogaret, Guillermo Imbert de París, y Clemente V, el Hombre de Piedra Charles de Tharsis, y
el Iniciado Hiperbóreo, y Rey de Francia, Felipe el Hermoso, coinciden en que las mayores
posibilidades de triunfar sobre el Enemigo dependen del empleo de un arma secreta: la
astucia. La astucia es el resultado evolutivo de un instinto animal y caracteriza la conducta del
animal hombre u hombre anímico, es decir, el hombre dotado de cuerpo y Alma Creada. Pero
también existen hombres que poseen Espíritu Increado, aunque en la mayoría de los casos
éste se encuentra subsumido en el Alma Creada y por eso se dice que tales hombres están
espiritualmente dormidos: ellos también pueden manifestar la astucia anímica pues el Espíritu
dormido o estratégicamente confuso es incapaz de impedirlo. Pero algo muy diferente ocurre
cuando el hombre es efectivamente espiritual, lo que sólo puede afirmarse si se trata de un
Iniciado en la Sabiduría Hiperbórea: en ese caso su conducta está regida por el Honor y no
sólo carece de astucia sino de cualquier otra característica del animal hombre, tal como la
cobardía, la maledicencia, la infidelidad, la mentira, la envidia, la calumnia, la insidia, la
traición, etc. Más ¿qué es el Honor del Iniciado Hiperbóreo?: el acto de su Voluntad
Graciosa, es decir, el acto de su Espíritu Eterno, que es pura Gracia. Ninguno de los
presentes, por ejemplo, poseía astucia en la personalidad pues el Honor los había guiado a lo
largo de sus vidas; y ahora demostraban un acto del Más Alto Honor al luchar con todas sus
fuerzas por el triunfo del Pacto de Sangre.
Pero los Golen conocían esto y contaban con la ingenuidad de los Iniciados Hiperbóreos
para derrotarlos; Ellos, en cambio, eran pura astucia y su principal arma se llamaba engaño,
pálido reflejo del Gran Engaño con que el Dios Uno disfrazó su miserable Creación. De allí que
no esperasen jamás una reacción astuta procedente de los Iniciados, a quienes creían
siempre dispuestos a ser engañados y traicionados. –“Ya fueron traicionados una vez, al
Principio –se burlaban, torciendo la boca– y lo serán siempre. ¡Pretenden ser Gallos, y sólo
son estúpidas gallinas de corral! Con su Honor de otro mundo, tarde o temprano nos ofrecerán
la espalda; y entonces nuestros puñales de este mundo acabarán con ellos”–. Sin dudas, los
Golen cometían un error de apreciación al confiar en el Honor de los Iniciados Hiperbóreos:
según los principios de la guerra, las creencias del Enemigo son debilidades que pueden
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