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¨El Misterio de Belicena Villca¨
Segundo: aplicar el principio del Cerco en el espacio real ocupado. En el grado más
superficial del significado, se refiere también al área territorial: el área propia debe aislarse
estratégicamente del dominio enemigo por medio del principio del Cerco; esto supone, en todo
caso, la definición de una frontera estatal. Pero este segundo paso estratégico, es el que
concede realidad al concepto de “Nación”: de acuerdo al Pacto de Sangre, un pueblo, de
Origen, Sangre y Raza común, organizado como Estado Soberano, y ocupando y
cercando las tierras de su Reino, constituye una Nación. Dentro del cerco está la Nación;
fuera, el Enemigo. Sin embargo, tal separación ideal puede ser alterada por diversos factores y
no es sin lucha que se llega a concretar la aplicación del principio del Cerco y a dar nacimiento
a la nacionalidad: puede ocurrir, como se verá enseguida, que el área del Cerco exceda, en
ciertos estratos del espacio real, al área territorial, e invada el espacio de otras naciones; pero
puede suceder, también, que el Enemigo exterior penetre en el área estatal propia y amenace
interiormente a la Nación. Esto último no es difícil por la naturaleza cultural del Enemigo, vale
decir, procedente del Pacto Cultural: el “Enemigo Exterior” es también el “Enemigo
Interior” porque el Enemigo es Uno, es El Uno y sus representantes, es decir, el
Enemigo carece de nacionalidad o, más bien, es “internacional”; el Enemigo desconoce
el principio del cerco y no respeta fronteras de ninguna especie pues todo el mundo es
para él su campus belli: y en ese campo de guerra universal, donde intenta imponer su
voluntad, están incluidas las Naciones y los pueblos, las ciudades y los claustros, las
Culturas que dan sentido al hombre, y el fértil campo de su Alma. Se comprende,
entonces, que el principio del Cerco es un concepto más extenso que lo sugerido a primera
vista y que sólo su exacta definición y aplicación permiten descubrir al Enemigo.
El principio se refiere, en verdad, a un Cerco estratégico, cuya existencia depende
solamente de la Voluntad de quienes lo apliquen y sostengan. Por eso el Cerco abarca
múltiples campos, aparte del meramente territorial: un área ocupada puede ser
efectivamente cercada, pero tal área geográfica es nada más que la “aplicación” del
principio del Cerco; no es el Cerco estratégico en sí. El Cerco estratégico no describe
jamás un área geográfica, ni siquiera geométrica, sino carismática. Esto se comprueba
claramente en el caso de la Nación. Los miembros de una Nación, admiten muchas fronteras
nacionales además de las geográficas: los límites territoriales de Babilonia quizá estuvieron
señalados por los ríos Tigris y Éufrates, pero las fronteras del temor que inspiraba su ejército
nacional se extendía a todo el Mundo Antiguo; y el mismo principio puede emplearse para
señalar cualquier otro aspecto de la Cultura de una Nación, el cual presentará siempre un área
de influencia nacional diferente del espacio geográfico estatal. Pero, y esto es lo importante:
sólo los miembros de una Nación saben dónde empiezan y terminan sus límites;
quienes son ajenos a ella podrán intuir las regiones en las que se manifiesta lo nacional,
pero la definición precisa la conocen únicamente aquellos que pertenecen a la Nación. Y
esta percepción, que no es racional ni irracional, se dice que es carismática
La Sabiduría Hiperbórea afirma que el principio del Cerco determina una forma y un
contenido: a la forma, la denomina “Mística”; y al contenido, “Carisma”. Los miembros de
una Nación, por otra parte, son sujetos estratégicos. Una Nación, como producto de un
Cerco estratégico, determina su forma Mística propia, la cual es percibida carismáticamente
por los sujetos estratégicos que pertenecen a ella. Toda Mística, la nacional o cualquier otra,
es independiente del tiempo y del espacio físico: su manifestación es puramente carismática.
De aquí que todos quienes perciben la Mística, es decir, quienes se encuentran bajo el mismo
Cerco estratégico, adquieran idéntico conocimiento sobre su forma, sin diferencia de
perspectiva: tal unidad es posible porque todos los sujetos estratégicos poseen una conexión
a priori, que es el Origen Común de la Sangre Pura; bajo la forma de una Mística, los
sujetos estratégicos experimentan una Vinculación Carismática, que los une en el
Origen, y les revela idéntica Verdad. Se entiende así, el concepto de centralidad de la
Mística: todo sujeto estratégico es el Centro de la Mística; mas, como la percepción es
carismática, no temporal ni espacial, es claro que el mismo centro está simultáneamente
en todos los sujetos estratégicos. Con respecto a la Nación Mística, por ejemplo, hay un
Centro que radica simultáneamente en todos los miembros de su pueblo, los sujetos
estratégicos: cada uno de ellos proyecta el principio del Cerco en cualquier campo, sea
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