Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 173
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Guillermo de Plasian, Caballero de Tolosa y ferviente Cátaro; y a Guillermo de Nogaret,
miembro de la familia de villanos que habitaba en las tierras de Pedro de Creta y Valentina, en
San Félix de Caramán: sus abuelos habían sido quemados en Albi por Simón de Montfort,
pero él profesaba secretamente el catarismo e integraba el Circulus Domini Canis; fue
profesor de leyes en Montpellier y en Nimes, antes de ser convocado a la Corte de Felipe el
Hermoso.
Trigesimosexto Día
A partir de los conceptos precedentes, inculcados a Felipe IV por los instructores Domini
Canis, se va delineando su futura Estrategia: ante todo, deberá restaurar la Función Regia;
para ello, procurará separar a la Iglesia del Estado; y tal separación será fundamentada por
precisos argumentos jurídicos del Derecho Romano. Mas, la participación de la Iglesia, se
manifestaba en los tres poderes principales del Estado: en el legislativo, por la supremacía
del Derecho Canónico sobre el fuero civil; en el judicial, por la supremacía de los Tribunales
eclesiásticos para juzgar todo caso, independientemente y por encima de la justicia civil; y en
el administrativo, por la absorción de grandes rentas procedentes del Reino, sin que el
Estado pudiese ejercer ningún control sobre ellas. Las medidas que Felipe IV adoptará para
cambiar este último punto, serán las que provocarán la reacción más violenta de la Iglesia
Golen.
Cuando Felipe IV accede al Trono, la Iglesia era política y económicamente poderosa, y se
hallaba imbricada en el Estado. Su padre, Felipe III, había comprometido al Reino en una
Cruzada contra Aragón que ya había costado una terrible derrota a las armas francesas. La
monarquía era débil frente a la nobleza terrateniente: los Señores feudales, al caer en el Pacto
Cultural, fueron otorgando un valor superlativo a la propiedad de la tierra, abandonando u
olvidando el antiguo concepto estratégico de la ocupación que sustentaban los pueblos del
Pacto de Sangre; por lo tanto, en tiempos de Felipe IV, se aceptaba que una absurda relación
existía entre la nobleza de un linaje y la superficie de las tierras de su propiedad, de suerte tal
que el Señor que más tierras tenía, pretendía ser el más Noble y poderoso, llegando a disputar
la soberanía al mismo Rey. Antes de Felipe Augusto (1180-1223), por ejemplo, el Duque de
Guyena, el Conde de Tolosa, o el Duque de Normandía, poseían individualmente más tierras
que la Casa reinante de los Capetos. El Rey de Inglaterra, teóricamente, era vasallo del Rey
de Francia, pero en más de una ocasión su dominio territorial lo convertía en un peligroso rival;
eso se vio claramente durante el reinado de Enrique II Plantagenet, quien, además de Rey de
Inglaterra, era también soberano de gran parte de Francia: Normandía, Maine, Anjou, Turena,
Aquitanía, Auvernía, Annis, Saintonge, Angoumois, Marche y Perigord. Sólo cuando Juan Sin
Tierra cometió los errores que son conocidos, el Rey Felipe Augusto recuperó para su Casa la
Normandía, el Anjou, el Maine, la Turena y el Poitou. Sin embargo, Luis IX, compañero de
Cruzada de Eduardo I, devolvería a este Rey inglés los feudos franceses.
Desde el desmembramiento del Imperio de Carlomagno, y hasta Felipe III, pues, no existía
nada parecido a la
en los Reyes de Francia sino una ambición de dominio
territorial que apuntaba a respaldar el poder feudal: la nobleza era entonces puramente
, se fundaba en los
y no en la
como correspondería a una
auténtica
. De manera que las expansiones territoriales de los
antecesores de Felipe IV no tenían otro objetivo que la obtención de poder y prestigio en la
sociedad feudal: de ningún modo esas posesiones hubiesen conducido a la unidad política de
Francia, a la monarquía absoluta, a la administración centralizada y racional, y a la conciencia
nacional. Tales resultados fueron obra exclusiva de la Estrategia de Felipe IV.
Pero una “Estrategia Hiperbórea” no es un mero conjunto de medidas sino la estructura
dinámica de una acción finalmente eficaz. La Estrategia de Felipe IV, se basaba en el
siguiente concepto de la Sabiduría Hiperbórea: si un pueblo se organiza de acuerdo al
Pacto de Sangre, entonces la Función Regia exige el modo de vida estratégico. Vale
decir, que el Rey del Pacto de Sangre deberá conducir a su pueblo aplicando los principios
estratégicos de la Ocupación, del Cerco, y de la Muralla Estratégica; complementados con
el principio del Cultivo Mágico, o sea, con la herencia Atlante blanca de la Agricultura y la
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