Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 170
¨El Misterio de Belicena Villca¨
Imposibilitados de someterlo a la autoridad papal, los Golen intentarían infructuosamente
eliminar a Felipe IV, fracaso que se debió al cerco de seguridad que los Domini Canis
tendieron en torno del Rey; cuando finalmente lograron envenenarlo, en 1314, Felipe IV había
reinado veintinueve años y cumplido con Honor la misión encomendada: y ante la grandeza de
su obra, nada cuentan las calumnias de una Iglesia Golen derrotada y de un Pueblo Elegido
que vio perderse su oportunidad histórica, aunque hayan sido repetidas sin fundamento a lo
largo de setecientos años.
Más, durante los veintinueve años de su reinado, tampoco dispondrían de alguna
personalidad política equivalente para reemplazarlo u oponerle. El Rey de Inglaterra, Eduardo
I, si bien interviene en los asuntos europeos, sólo lo hace indirectamente en tiempos de Felipe
el Hermoso, especialmente a través de sus aliados, el Conde de Flandes y el Duque de
Guyena: su guerra encarnizada contra los escoceses lo mantiene ocupado en la isla británica.
Y en Alemania, el güelfo Rodolfo de Habsburgo, elegido en 1273 para poner fin al Interregno,
muere en 1291 dedicado a guerrear contra los gibelinos y a acrecentar los bienes de su Casa;
le sucede Adolfo de Nassau, quien sólo reina seis años trabado en lucha con los hijos de
Rodolfo; y sigue luego Alberto I, que se entendería pacíficamente con Felipe IV y convendría
con éste en que el curso del Rin sería la frontera entre Francia y Alemania. Nada podían hacer
los Golen con estos soberanos para enfrentar a una personalidad como Felipe el Hermoso; y
ya sabemos lo que podían esperar de los Reyes de Aragón y Sicilia. Quiero mostrarle con
esto, Dr. Siegnagel, que al perder el control sobre el Rey de Francia, la Estrategia de los Golen
se veía seriamente comprometida.
Durante cincuenta años el Circulus Domini Canis aguardó su oportunidad. Esta se
presentó con Felipe IV, sobre el que ejercieron gran influencia desde su infancia, dado el alto
número de instructores del infante que se contaban entre sus filas. Al morir Felipe III, su hijo
tenía diecisiete años y había sido iniciado secretamente en la Sabiduría Hiperbórea. Es posible
afirmar, pues, que al comenzar a reinar, ya disponía de un proyecto claro sobre su misión
histórica; y tenía también a su lado los hombres que lo asesorarían y le permitirían ejecutar
sus ideas. Porque conviene diferenciar claramente entre dos objetivos, complementarios, que
se ponen como meta en ese momento: uno es el propuesto por el Circulus Domini Canis, y
ya explicado, que procuraba, simplemente, detener la Estrategia enemiga e impedir que los
Golen concretasen la Sinarquía del Pueblo Elegido; otro es un objetivo que, entonces, brotaba
de la Sangre Pura de Felipe IV, y que consistía, como en el caso de Federico II, en expresar
en su más alto grado la Función Regia. Con respecto al segundo, no hay que olvidar que en
todo el linaje de los Capetos, al igual que en todas las Estirpes Hiperbóreas, existía una misión
familiar plasmada por sus remotos antepasados en tiempos de la caída en el Pacto Cultural; y
la Estirpe de Felipe IV era de Sangre muy Pura, aunque sus últimas generaciones hubiesen
estado dominadas por los Sacerdotes del Pacto Cultural, es decir, por los monjes y Obispos
Golen: aquella dinastía, en efecto, se iniciaba en 987 con el primer Rey de Francia, Hugo
Capeto, hijo de Hugo el Grande y nieto del Conde de París y Duque de Francia, Roberto; éste
era, a su vez, hijo de Roberto el Fuerte, miembro de la casa real sajona, investido por Carlos
el Calvo, nieto de Carlomagno, con el título de Conde de Anjou, para que con sus tropas
germanas detuviese los ataques normandos. En Felipe IV renacía así, como había sucedido
con Federico II, un fruto que procedía de una misma raíz racial sajona y que se había
desarrollado ocultamente en el fértil campo de la Sangre Pura.
Se verá cómo ambos objetivos se alcanzan conjuntamente; cómo la Función Regia,
asumida enteramente por Felipe IV, deposita en la sociedad la semilla de la nacionalidad; y
cómo las medidas tomadas en su gobierno, medidas basadas en la Sabiduría Hiperbórea, iban
a causar el fracaso de los planes de la Fraternidad Blanca. Lamentablemente, Felipe IV no
llegaría a ver totalmente realizados sus anhelos por el mismo motivo que tampoco los
alcanzara completamente Federico II: la Época no era propicia para la aplicación integral de
una Estrategia que sólo podría culminar con la Batalla Final contra las Potencias de la Materia;
una Época tal aún está pendiente en la Historia y quizá ya estemos entrando en ella; pero
Felipe IV se aproximó bastante, lo más que pudo, a su objetivo; y en ese hecho innegable
radica su Gloria.
En primer lugar de importancia los instructores Domini Canis revelaron al infante en qué
consistía la Función Regia del Pacto de Sangre, concepto que Federico II, setenta años antes,
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