Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 162
¨El Misterio de Belicena Villca¨
permite anticipar más peligros o dificultades, por el contrario, la presencia de Vrunalda en las
tierras de la Casa de Tharsis es necesaria para que el poder carismático de la Piedra de
Venus actúe sobre su simiente. Por supuesto, no la enviaremos desprotegida, pues
disponemos del poder de dotarla de una nueva personalidad, cuyo cambio difícilmente será
notado por los Golen. El caso es que uno de los miembros alemanes del Circulus Domini
Canis es un Señor Territorial vasallo de la Casa de Suabia, viudo desde hace muchos años y
consagrado a la predicación dentro de la Orden. Al morir su esposa, este Noble nos confió su
pequeña hija de nueve años como novicia del monasterio de Fanjeaux, la cual falleció tres
años después, más o menos para la fecha que ingresó Vrunalda. He hablado con él, y está de
acuerdo en que Vrunalda ocupe el lugar de su hija; incluso está dispuesto a jurar que ella es
su legítima descendiente y a morir antes que traicionar tal juramento. Se llevará a Vrunalda a
su Castillo en Austria y la presentará como su hija, que ha abandonado la vida religiosa por
haber sido prometida a un Conde catalán. Durante cuatro años la integrará a las costumbres
alemanas y le suministrará toda la información sobre su reciente familia. Espero que al cabo
de ese tiempo, Vrunalda sea capaz de pasar por una Dama germana y responder a todos los
interrogatorios sobre su linaje. Por lo pronto, aquí ya hemos sustituido las lápidas y adulterado
las actas de defunción del monasterio, siendo así que quien murió, y fue sepultada hace tres
años, sería en este momento Vrunalda de Palencia. ¿Qué opináis ahora de este plan?
La sonrisa iluminó los semblantes de los Hombres de Piedra, evidenciando que confiaban
plenamente en el plan de Rodolfo. Aprobaron cuanto éste había propuesto, y escucharon
respetuosamente el final de su exposición:
–Con respecto a Valentina, os diré que aún no he decidido nada y que habrá que buscarle
un esposo que reúna las condiciones requeridas por nosotros. Más, de cualquier manera,
debe desaparecer definitivamente como miembro de la Casa de Tharsis. Por lo tanto, os
anuncio también que Valentina de Palencia, monja domínica del convento de Fanjeaux, para
todos los efectos legales falleció aquella noche en que la Peste azotó la Casa de Tharsis: su
muerte está asentada en las actas y posee su propia sepultura en el cementerio de la Orden.
Mientras preparamos su futuro, permanecerá oculta en una granja que poseemos en San Félix
de Caramán. Tal propiedad pertenecía a un Noble del linaje de los Raimundos, que fuera
quemado por Simón de Montfort durante uno de sus avances hacia Tolosa: el único heredero
vivo, hereje confeso, fue obligado a ingresar de por vida en uno de los monasterios de
clausura de la Orden de Predicadores. Tras su muerte, los derechos pasaron a la Orden, que
ahora ha decidido venderlos a un Caballero Romano deseoso de vivir en estas regiones y
poseedor de mucho oro para pagar. Ese Caballero, “Arnaldo Tíber”, no es otro que nuestro
pariente recién llegado de Bolonia, aquí presente: su misión será, pues, llevar adelante la
producción de la granja y reconstruir el Castillo, que hoy se encuentra en ruinas; también
deberá casarse con una Dama elegida entre las familias de los Domini Canis. Valentina
tendrá que pasar por su hermana, o sobrina, hasta que su situación esté resuelta.
Momentáneamente, se alojará allí el Hombre de Piedra que viene de Toledo, y secundará en
todo al supuesto Caballero romano. Tened presente que seréis vasallos del Conde de Tolosa
y, por lo tanto, del Rey de Francia; mas, como la Orden de Predicadores se reservará los
derechos religiosos de la donación, vuestra espada estará en realidad al servicio del Papa y
de la Iglesia. Y sugiero que acomodéis en el castillo, como jefe de la guarnición o mayordomo,
al Caballero viudo que os ha acompañado desde España: no me caben dudas que es persona
de fiar.
Las cosas sucedieron según las había planeado Rodolfo, con una sola excepción que no
alteró los objetivos, como enseguida se verá.
El Rey de Portugal hizo lugar a la solicitud del Caballero catalán, fuertemente apoyado por
la Orden de Predicadores, y le concedió el Condado de Tarseval. Esto ocurría un año después
que la Peste causara la extinción de la Casa de Tharsis y, para entonces, los Golen habían
inspeccionado minuciosamente la Villa de Turdes y la Residencia Señorial. Se irían
convencidos de que no quedaban Señores de Tharsis con vida, no obstante lo cual
extenderían la búsqueda a toda España y luego al resto de Europa. Pero aquellas
indagaciones darían resultados negativos; o positivos, según su punto de vista, pues en
todos los sitios donde habitaran los miembros de la Estirpe condenada, comprobaban que el
paso de la Peste no había dejado sobrevivientes.
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