Mi primera revista sterio de Belicena Villca editorial de la cas | Page 108
¨El Misterio de Belicena Villca¨
pueblo y de la nobleza señorial. Desde entonces será el Cister quien se encargará de avivar
los odios y formar un nuevo pueblo Perseo para destruir al “Dragón occitano”. Pero los
Cátaros, lejos de amilanarse por esas amenazas, convocan en 1167 un Concilio General en
St. Félix de Caramán: allí resuelven repartir el país, del mismo modo que la Iglesia Católica, en
obispados y parroquias.
La Iglesia Cátara, entonces, se organizaba en base a Obispos, Presbíteros, Diáconos,
Hermanos mayores, Hermanos menores, etc. y daba argumentos superficiales a los que
sustentaban la acusación de herejía. Empero, desde el punto de vista interno, sólo existían
dos grupos: los “creyentes” y los Elegidos. Los creyentes constituían la masa de quienes
simpatizaban con el catarismo o profesaban su fe, más sin alcanzar la iniciación del Espíritu
Santo que caracterizaba a los Elegidos. Estos últimos, en cambio, habían sido purificados por
el Espíritu Santo y por eso los creyentes los llamaban puros, o sea, Cátaros. Habrá que
aclarar que la iniciación al Misterio Cátaro, siendo un acto social como toda iniciación, se
diferenciaba de las iniciaciones a los Misterios Antiguos en que la forma ritual estaba reducida
al mínimo: en efecto, los Cátaros, los Hombres Puros o Iniciados, tenían el Poder de
comunicar el Espíritu Santo a los creyentes por medio de la imposición de manos, con lo cual
éste podría convertirse también en un Cátaro; para que tal milagro ocurriera se necesitaba
disponer de una “Cámara Hiperbórea”, en la que el creyente se situaba y recibía el
consolamentum de manos del Hombre Puro; mas la Cámara Hiperbórea no era ninguna
construcción material, como los Templos de los Golen, sino un concepto de la Sabiduría
Hiperbórea de los Atlantes Blancos cuya realización constituía un secreto celosamente
guardado por los Cátaros: para su aclaración, Dr. Siegnagel, le diré que consistía en los
mismos principios que ya expliqué en el Tercer Día como fundamentos del “modo de vida
estratégico”, es decir, el principio de la ocupación, el principio del cerco, y el principio de la
muralla estratégica.
En el concepto de la Cámara Hiperbórea intervienen los tres principios mencionados, y su
realización podía efectuarse en cualquier sitio, aunque, repito, la técnica lítica, que solamente
requería la distribución espacial de unas pocas piedras sin tallar, era secreta. Así, con sólo
unas piedras y sus manos, los Cátaros iniciaban a los creyentes en el Misterio del Espíritu
Increado; y como verdaderos representantes del Pacto de Sangre, oponían de este modo la
Sabiduría al Culto, la Muralla Estratégica al Templo.
Pero si la forma ritual era mínima, el proceso espiritual consecuente alcanzaba la máxima
intensidad durante la iniciación cátara. El creyente era “consolado” interiormente, es decir,
era sostenido por el Espíritu, y se convertía en Elegido. Mas, ¿Elegido por quién? Por Sí
Mismo. Porque los Iniciados Cátaros son los Autoconvocados Para Liberar Su Espíritu,
los que se han Elegido a Sí Mismo Para Alcanzar El Origen y Existir. El creyente, pues,
no sería Elegido por los Cátaros, ni su trasmutación dependería sólo del Consolamentum
sino que Su Propio Espíritu se Elegía y se Investía a Sí Mismo de Pureza al situarse
estratégicamente bajo la influencia carismática de los hombres puros.
La Iglesia Cátara carecía de Rituales, de Templos, y de sacramentos: los Cátaros sólo se
permitían la predicación, la exposición del Evangelio de Kristos Lucibel a todo hombre
creyente. Y resultaba que la infatigable prédica extendía el catarismo día a día, como una
epidemia, por el país de Languedoc, causando la consiguiente alarma de la Iglesia Católica
que veía sus Templos vacíos y sus Sacerdotes despreciados y agraviados. Los Hombres
Puros atribuían el éxito a la proximidad del “momento histórico” en que aparecería el Gral.
Más, lo que en principio fue simple convicción, un día, cuando el catarismo se hallaba en el
cenit de la adhesión popular, se tornó efectiva realidad: hacia finales del siglo XII, muchísimos
Hombres Puros aseguraban haber visto físicamente al Gral y recibido su Poder
trasmutador.
En el condado de Foix, en plena región pirenaica, se encontraba el Señorío de Ramón de
Perella, que comprendía, aparte de castillos, aldeas, y campos de cultivo, un pico montañoso
muy abrupto en cuya cima existía una antigua fortaleza en ruinas. El nombre de aquel lugar
era Montsegur y su Señor, así como toda su familia y sus súbditos, se contaba entre los
creyentes de la Iglesia Cátara. En el año 1202 los Hombres Puros solicitaron a Ramón de
Perella que hiciese construir en Montsegur un extraño edificio de piedra de forma pentagonal
asimétrica: impropia para la defensa, inadecuada para habitar, estéticamente chocante, la obra
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