Este estudio surge a raíz de las críticas de diversos autores a la semiótica trabajada en general desde todas las disciplinas a lo largo del siglo XX: una semiótica excesivamente centrada en el estudio del signo que ignora la vida de dichos signos en las prácticas sociales.
Hablar de semiótica, y más específicamente de socio-semiótica, implica situarse en un campo interdisciplinar. Una afirmación semejante se fundamenta en que, al definir a la producción social del sentido como su objeto de estudio, se enfoca como unidad de análisis a los discursos, cualesquiera sean las materialidades devenidas significantes.
Una circunstancia tal demanda una interacción disciplinar. Por otra parte, los desarrollos metodológicos de la semiótica se caracterizan por su capacidad heurística. Y puede explotarse en el campo de las ciencias sociales y humanas.
‘‘Los analfabetos del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer ni escribir, sino aquellos que no puedan aprender, desaprender ni reaprender’’.- Alvin Toffler.