Mi primera revista LesLettresFrancaisesGT-2 | Page 7
L E T R AS
Jean Ristat en español
Tierra de sombras
Por Jean Ristat. Traducción de Marc Sagaert y
Alba-Marina Escalón.
Guatemala, Sophos, 2017. Edición bilingüe.
Oda para adelantar la primeva, y El Teatro
del cielo, una lectura de Rimbaud
Por Jean Ristat, traducción de Marc Sagaert y
Jacqueline André.
México, Trilce ediciones, 2010. Edición bilingüe.
Colección Tristian Lecoq universal.
P
oeta, ensayista, dramaturgo, periodista
y editor, Jean Ristat es reconocido por
sus pares como uno de los más impor-
tantes autores de hoy. Recibió en 2008 el Prix
Mallarmé por el conjunto de su obra y en
2013, el título de Prince des poètes.
En 1958, publicó su primer poemario
e hizo parte del entonces naciente grupo
Tel Quel. En 1965, Louis Aragon, de quien
fuera su amigo más cercano y luego su
ejecutor testamentario, dedica un elogioso
artículo en Les Lettres Françaises, sobre
su primera publicación Le lit de Nicolas
Boileau et de Jules Verne. “Tengo la pre-
tensión de reconocer en este joven, escribe
Aragon, el Stéphane Mallarmé de nuestra
época”. En 1974, Jean Ristat funda la
revista y la colección Digraphe, título que
le fue sugerido por su profesor de filosofía
Jacques Derrida.
Jean Ristat dirige actualmente Les Lettres
Françaises, suplemento cultural mensual del
diario L’Humanité. Es además responsable
de la edición completa de la obra escrita de
Louis Aragon, con quien realizo seis entre-
vistas televisivas. Es secretario perpetuo de
la Fundación Elsa Triolet-Aragon.
Ha publicado cerca de treinta obras, entre
las cuales podemos mencionar: Le Fil(s)
perdu, Lord B., Le Naufrage de Méduse,
Le Parlement d’Amour, N Y Meccano,
Le Voyage à Jupiter et au-delà peut-être,
Œuvres posthumes Tome II.
Jean Ristat en Trilce ediciones
En 2009, propuse a la editorial Trilce
ediciones, la publicación de dos libros del
poeta, Oda para adelantar la llegada de la
primavera y El teatro del cielo, una lectura
de Rimbaud, que acababa de traducir con
la complicidad de Jacqueline André. Dos
libros que me parecían emblemáticos de
la producción del autor y que la editorial
mexicana público el año siguiente. Así,
salieron los dos primeros libros de Ristat
en español.
Oda para adelantar la llegada de la pri-
mavera, es, entre narración y confidencia,
un vagabundeo en las ciudades a la bús-
queda de la primavera, una suerte de epo-
peya en la que se encadenan recuerdos ver-
daderos y recuerdos culturales. Como bien
lo escribió Jacqueline André para la edi-
ción mexicana, Jean Ristat da testimonio,
en esta obra, de una humanidad enfrentada
a los tropiezos de la vida cotidiana y a una
realidad que, si bien es amarga, no deja de
estar empreñada de una tenue esperanza.
Esta oda dedicada por el poeta a sus com-
pañeros del Partido Comunista Francés,
el poeta muestra una amplia libertad en
el encadenamiento de las ideas. En esta
“amonestación amorosa”, como diría
Omar Berrada, Ristat escribe: “Camarada
no eres el cristo en la cruz/Hemos echado a
los curas quítate el hábito/Prestado la vieja
lengua y el orden de su/Sintaxis barre los
fantasmas del antiguo/Mundo que tocan a
la puerta de tu sueño/Camarada no encar-
celes al amor”.
Es a partir de los dos primeros versos
del soneto sobre Las Vocales de Arthur
Rimbaud que Jean Ristat crea en El teatro
del cielo, un extenso poema en forma de obra
de teatro, con cincos actos y un intermedio.
Para cada vocal, escribe Jacqueline André,
alterna una serie de transformaciones en
cuanto a la forma (Entradas), y variaciones
en cuanto al color (Escenas). Un intermedio,
dedicado a la reescritura del Viaje al centro
de la tierra de Julio Verne, viene a fracturar
este orden.
Como bien lo nota el crítico Omar
Berrada, en una obra de Ristat, el ritmo es
poderoso, las metáforas se desencadenan.
El poeta abre “un espacio de abundancia
que puede acoger todo: las lilas, las motos,
la mierda, el esperma, la revolución, los
dioses, los sapos, los postes telegráficos, los
dioses, la muerte, la danza, los bares, los gra-
fitis… En un bullicio de fuerzas vivas y de
podredumbres amontonados”. Por cierto, la
cesura al final de los versos no solamente da
una cadencia singular sino abre una diversi-
dad de sentidos que se unen y se responden.
Como se revelan las variaciones musicales de
un mismo tema.
Jean Ristat en Sophos
Este año, es a la editorial guatemal-
teca Sophos a quien propuse publicar tres
nuevos títulos de Jean Ristat. A los libros
Tumba del Señor Aragon, y La Muerte del
amado, inéditos en español, quise añadir,
además, un texto inédito en francés y titu-
lado Oh ustedes que duermen en las estre-
llas encadenados.
Estos tres libros tienen en común de ser
principalmente dirigidos a seres queridos
que se han ido, y que reviven a travé s de estas
páginas poéticas. Es efectivamente un duelo
interminable el que se escribe a lo largo de
estas páginas, “un canto de amor y de sepa-
ración” que evoca diferentes periodos de la
vida del autor, respectivamente 1983, 1998 y
2017. Una ausencia que evoca al amigo fiel,
director de ópera, escritor y ensayista, Jean-
Louis Martinoty; al poeta, amigo y padre
espiritual Louis Aragon, y al compañero
sentimental Philippe Desvoy.
Bajo el título genérico de Tierra de
sombras, la publicación reúne también
Desenredar la noche, una evocación poé-
tica de Los Cuadros de una exposición de
Modest Músorgski – obra que el músico
ruso compuso para su amigo el pintor y
arquitecto Viktor Hartmann, un año después
de su muerte.
Hilo conductor de estos textos, la
muerte del otro dice la presencia ausentada.
Escandalosa, no deja más que el vacío.
Vladimir Jankélévitch lo nota, de súbito
invisible «aquél que se queda, se abisma de
repente en la trampa del no-ser», «como
por el efecto de una prodigiosa oculta-
ción». Y Jean Ristat escribe: «Todo/En mí/
Extrañamente/Se apaga y/Espera».
«A dónde van los muertos en sus mantos
oscuros»... Estos viajeros, exiliados del más
allá, abordan un espacio improbable donde
la muerte hace su teatro ad libitum. El texto
de Ristat se interroga sobre el sentido de
la vida cuando, privada de amor, pierde su
esencia misma. Cuestiona sus infinitos res-
ponsos: «Acaso fui amado con amor, un día,
aunque sea un día»...
¿Qué debe hacer el poeta «...mientras
que la noche avanza hacia lo más pro-
fundo/De la tiniebla»? ¿Qué más puede
hacer para frenarla, para retrasar la lle-
gada del amanecer, que muestra ya «su
lámina luminosa» ?, se pregunta Jean
Ristat. ¿Cómo impedir la pérdida del ser
amado? ¿Cómo suspender el vuelo de un
tiempo que ya es mañana?
«Antes que el olvido sotierre los sueños»,
la memoria del poeta, la memoria del amigo,
la memoria del amado, deben ser preserva-
das a toda costa. Escribir es dar a luz a lo
íntimo. Es una herida, una vena vertiginosa
que intenta sobrellevar la pena conservando
«una impaciencia de primavera».
Marc Sagaert
Portada de Tierra de Sombras de Jean Ristat.
Les Lettres Françaises . Julio 2017
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