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Revista Electrónica “Actualidades Investigativas en Educación”
educación continua. Si agregamos a esto la escases de líneas y grupos de investigación a
las que tendrían acceso el estudiantado de psicología en sus respectivos cursos de pregrado
(Erazo, 2012), se genera una hipótesis plausible respecto a la debilidad pesquisada en la
formación de este tipo de profesional, lo cual sin duda impacta en la definición de rol que el
propio psicólogo y psicóloga educacional realiza desde su proceso formativo. Desde la
perspectiva del propio profesional en formación, la evidencia presentada por Vieira et al.,
(2013) da cuenta de la necesidad de mayor coordinación entre los contenidos teóricos y
prácticos de los cursos, la cual dejaría vacíos que dificultan la definición de rol del psicólogo
y la psicóloga educacional.
Esto marca una diferencia entre la realidad diversa de América Latina respecto del
hemisferio norte, puesto que en países como Estados Unidos 2 (APA, 2014) o los de la
comunidad Europea (Declaración de Bologna 1999), aunque remitidas a sus contextos y
realidades particulares, es posible encontrar definiciones bastante precisas respecto del rol,
competencias y acciones propias del psicólogo educacional (Juliá, 2006; Vidal, 2007;
Escudero y León, 2011). Lo cual les permite avanzar a definiciones de cuestiones pendientes
(León, 2011), como la regularización en la normativa legal y los estándares dentro del campo
de la psicología educativa. (Forster, 2012).
2.5 La perspectiva de la realidad educativa según los actores.
Como propone Vidal (2007), el rol del psicólogo y la psicóloga educacional es
escasamente visualizado al interior de las instituciones educativas y su trabajo se ve más
bien ligado al ámbito clínico aplicado a la educación, principalmente, enfocado al
psicodiagnóstico y la atención de casos individuales al interior de las escuelas, lo que
ciertamente constituye una concepción muy limitada respecto de lo que los psicólogos y las
psicólogas educacionales pueden aportar a los establecimientos en diversos campos de
acción.
En la misma línea, García et al., (2012), proponen que los docentes, en su mayoría,
solicitan al psicólogo apoyo clínico para el estudiantado. A esto se suma una visión crítica de
la labor del profesional en psicología educacional desde el estamento docente, quien percibe
que los procesos llevados a cabo por él o ella no son útiles y no se concretizan en
cuestiones de utilidad (Palma, Bascuñan, Camps, Contreras, Napolitano, San Juan,
Slaughter y Vidal, 2006). Por otra parte, las familias buscarían apoyo para las dificultades
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División 15 y 16 de la Asociación Estadounidense de Psicología.
______________________________________________________________Volumen 15 Número 3, Año 2015, ISSN 1409-4703
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