Mi primera revista APROXIMACIÓN ECFRÁSTICA | Page 16
Gracias al arte de Schiele, Fonchito se iguala a su padre suplantándolo como sujeto
cuya mirada encasilla a Lucrecia en un objeto estético que le produce placer.
Conocedor de esos “jueguecitos con cuadros” (1997:197), que tenían en las noches
Rigoberto y Lucrecia, cuando ella imitaba las pinturas que su marido deseaba para
materializar las fantasías eróticas de éste, el niño emula a su padre.
Por consiguiente, consigue logra que la madrastra imite para él el cuadro de Schiele:
“Trató de imitar la reproducción que Fonchito había desplegado y que le señalaba,
como un director teatral instruyendo a la estrella del espectáculo [...]. “¿Es así la cosa?
No más arribita la espalda, el cuello como gallinita, la cabeza derechita”, mientras se
apoyaba en los codos, alargaba una pierna y flexionaba la otra, calcando la pose de la
modelo “( 78).
Los desdoblamientos y juegos de impostura que entretienen a estos dos personajes
caracterizan, el arte de Egon Schiele. En consecuencia, plantea Riffaterre: “En la
écfrasis, el artista no está representado directamente, sino que está implicado por
todos los detalles del cuadro” (Riffaterre, 2002: 168)
Ahora bien, Si entendemos el tiempo como noción y consideramos que la experiencia
estética se articula fundamentalmente en el ámbito de la sensibilidad del personaje
perceptor, se supone entonces, una afección de ésta. El tiempo por consiguiente,
también se verá afectado. Es así, como Fonchito a partir de su experiencia estética,
envuelve a Lucrecia en múltiples juegos de provocación y seducción; los dos son
víctimas de sus propios impulsos. Ellos exhiben sus máscaras, ocultan sus intenciones,
aceptan y rechazan sus deseos, pero las fuerzas del erotismo superan sus
condicionamientos. Después vendrán el perdón y el arrepentimiento. Lucrecia y
Rigoberto tendrán que asumir la culpa por los sucesos acaecidos con Fonchito. (no es
clara la secuencia argumental)
Así, un juego de espejos vincula a Lucrecia con la pureza y pecado, permiso y
prohibición, serán las constantes extremas en que se mueven las acciones de estos dos
personajes. Sin embargo, las fantasías de Fonchito que adquieren vida en las pinturas
de Egon Schiele, logran tentar también a Justiniana, quien entra en este juego,
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