Mi primera revista antología sofi | Page 6

mundano a los hombres que por allí transitan, seduciéndolos mientras peina su larga cabellera con un trozo del cactus. No obstante, una vez que se sienten atraídos y la siguen, los mata. La leyenda de LOS ALUXES Los aluxes son seres pequeños, creados antiguamente con barro virgen que debían dejarse en lugares ocultos para proteger. Los aluxes (se pronuncia alushes), tenían un vínculo muy fuerte con su creador. Una vez que eran elaborados, se les hacía oraciones y ofrendas para que cobraran vida. Los aluxes tenían la particularidad de ser fieles con sus dueños y traviesos con sus desconocidos. Cuando las propiedades de los creadores originales pasaban en manos de otros propietarios, los aluxes se hacían visibles para asustar a los niños. Para complacerlos, los nuevos dueños tenían que regalarles comida, cigarrillos, miel o pozol. En la actualidad, los aluxes todavía cuidan las tierras de los pueblos mayas. Algunos ejemplares originales se encuentran en los cenotes de Dzitnup y Samulá, cerca de Valladolid. Sin embargo, existe la creencia de que los aluxes salen al mundo como seres de luz. Pocas personas los ven porque son hábiles y ligeros como el viento.Si los sabes respetar, ellos protegerán de ti y cuidarán tus propiedades. EL ENANO DE UXMAL Cuenta la leyenda que hace mucho tiempo vivía en una ciudad maya una anciana mujer que trabajaba en el oráculo de la ciudad. Como no podía tener hijos, pidió al Dios Chic Chan que buscara el cascarón de una tortuga gigante. Unos meses más tarde nació un enanito color verde con el pelo rojo. Un día el enanito decidió fabricar una jícara muy grande, que le serviría como especie de sonaja. La profecía decía que aquel que tocara un instrumento similar, cuyo sonido fuera escuchado en el Mayab, sería convertido en el nuevo rey. Sin embargo, el rey que ocupaba el trono se enfureció y retó al enanito a someterse a un duelo. El rey le puso tres pruebas. En la primera, le pidió al enano que le dijera el número total de árboles en su palacio. El enano acertó: cien mil y dos veces setenta y tres. La segunda prueba consistió en traerle un guajolote macho para que pusiera huevos. Al día siguiente, el enano le trajo a un hombre con apariencia de estar embarazado, para probar que era 4