Mi primera publicacion VOLUMEN 20-MIGRACION-VERSION DEFINITIVA-17-MAYO-20 | Page 50
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Manuel García y Griego
ciales que involucraron a regiones del estado. 35 Es cierto que la probabilidad
de que un mexicoamericano fuera linchado por una multitud sajona habrá
sido mucho menor en Nuevo México, pero en algunos condados donde cons
tituían una minoría, se establecieron ordenanzas locales discriminatorias al
estilo texano. 36
La pérdida de tierras en Nuevo México fue más lenta, pero aquí encon
tramos que la excepción demuestra la regla general. A diferencia de los
últimos dos estados, el proceso de regularización de tierras de los nuevo
mexicanos se retrasó por 50 años, lo que implicó que se perdiera acceso a
testigos, documentos y otras fuentes para apoyar los esfuerzos de regulari
zación. En Nuevo México, a diferencia de Texas y California, la mayoría de
las mercedes fueron comunitarias, pero muchas fueron procesadas equivo
cadamente como si fueran de familias individuales. 37 Ello resultó en la
pérdida de tierras ejidales valiosas, en su venta y en su traslado a manos de
sajones, generalmente abogados involucrados en el proceso y mercaderes. 38
Al concluir el procesamiento de títulos en 1904 se aplicaron nuevos impues
tos a las propiedades, lo que provocó otra pérdida de millones de hectáreas
por comunidades que carecían de los recursos necesarios para cumplir con
los nuevos requisitos. A principios del siglo XX, los nuevomexicanos se en
contraron sin tierras y en circunstancias parecidas a la de sus compatriotas
en Texas y California dos o tres decenios anteriores.
Estas consecuencias se encierran dentro de un patrón de relaciones in
terétnicas en las que a los mexicoamericanos (que el lenguaje común de la
época ni siquiera agregaba la etiqueta de “americano”) se les considerara,
como a los negros e indígenas, una raza inferior. Los ejemplos sobran, pero
el lenguaje inesperado en algunos casos esclarecen el panorama. En su
reseña de Nuevo México, Robert P. Porter, de la Oficina de Censos de Estados
Unidos, presentó esta imagen de la población de Nuevo Mexico en 1882:
El viajero a Nuevo México siente que se encuentra en tierra extraña. Casi toda
la población es de ascendencia hispana, habla el idioma español (aunque de
ninguna manera el castellano puro) y guardan las formas y costumbres de los
españoles de hace dos o tres siglos pasados, entremezclados con los de los in
dios Pueblo semicivilizados. Conjuntamente [estos dos grupos] poseen la
tierra. Tanto la población mexicana como la indígena está compuesta irre
Acuña, pp. 65-68.
Gómez, pp. 121-122.
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Benavides y Golten, pp. 871-886.
38
Véase, por ejemplo, el caso de la merced de Santo Tomás del río de las Trampas en DeBuys,
pp. 71-97.
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