Mi primera publicacion TAPA PRENSA RURAL Nº 170 | Page 4

4 del 23 al 29 de junio de 2019 OPINIÓN Atilio Borón Sociólogo, politólogo, catedrático y escritor argentino. ¿Fin de cuál ciclo? F ueron muchos los que a mediados de esta década y en coincidencia -¿casual, invo- luntaria?- con el despliegue de la ofensiva restauradora del imperio se apresuraron a anunciar el “fi n del ciclo” progresista en Latinoamérica. La derrota del kirchnerismo en el 2015 y el ilegal e ilegítimo derrocamiento de Dilma Rousseff en 2016 así como el grotesco juicio y encar- celamiento de Lula aparecían como signos inequívo- cos del inicio de un nuevo ciclo histórico. Sólo que los profetas de esta epifanía jamás se aventuraron a arriesgar algo muy elemental: ¿qué venía después? Terminaba un ciclo, bien, pero: ¿quería esto decir que comenzaba otro? Silencio absoluto. Dos alternativas. O bien adherían a las tesis de Fran- cis Fukuyama sobre el fi n de la historia, cosa absurda si las hay; o como los más audaces insinuaban, con fi ngida preocupación, estábamos al comienzo de un ciclo largo de gobiernos de derecha. Digo fi ngida por- que, hipercríticos con los gobiernos del ciclo supues- tamente en bancarrota preferían la llegada de una de- recha pura y dura que, supuestamente, acentuaría las contradicciones del sistema y mágicamente abriría la puerta a quien sabe qué… porque, sorprendentemen- te, ninguno de esos acerbos críticos del ciclo progre- sista hablaba de revolución socialista o comunista, o de la necesidad de profundizar la lucha antiimperia- lista. Por lo tanto, su argumento meramente retórico OPINIÓN y academicista moría en la mera certifi cación del pre- sunto cierre de una etapa y nada más. Ahora bien: todos esos discursos se derrumbaron abruptamente en las últimas semanas. En realidad, ya venían cuesta abajo desde el inesperado triunfo de López Obrador en México y su tardía incorporación al “ciclo progresista”. Su victoria demostraba que si bien herido seriamente éste no había muerto. La debacle del macrismo y su casi segura derrota en las presiden- ciales de octubre de este año y la reciente revelación de las ilegales e inmorales argucias fraguadas entre el corrupto juez Sergio Moro y los fi scales del poder ju- dicial brasileño para enviar a la cárcel a Lula asestan un duro golpe a los dos puntales sobre los cuales re- posaba el inicio del supuesto ciclo “pos-progresista”. En la Argentina los macristas esperan lo peor, sa- biendo que sólo un milagro los salvaría de una derro- ta. Y Bolsonaro está al borde del abismo por la crisis económica del Brasil y por haber designado como su- per-ministro de justicia a un letrado inescrupuloso que da un rotundo mentís a su pretensión de ofrecer un gobierno transparente, impoluto, inspirado en los más elevados principios morales del cristianismo que le inculcaron los pastores de la iglesia evangélica cuando -apropiada y oportunísticamente- lo rebauti- zaron en el río Jordán como Jair “Mesías” Bolsonaro. Las fi ltraciones de los chateos por WhatsApp y conversaciones entre Moro y los fi scales dadas a co- nocer por The Intercept, amén de las múltiples de- nuncias por corrupción en su contra y sus hijos, re- velan que este santo varón llamado a lavar de sus pecados a la política brasileña no es otra cosa que el jefe de una banda delictiva, un impostor, un char- latán de feria, un energúmeno cuyos días en el Pa- lacio del Planalto parecen estar contados. Y mante- ner a Lula en prisión será cada día más difícil habida cuenta de la farsa jurídica perpetrada en su contra y ahora exhibida a plena luz del día. Y Lula libre es un peligro de marca mayor para el actual gobierno de Brasil. Lo anterior no debe interpretarse como una ase- veración de que el ciclo iniciado con el triunfo de Chávez en las presidenciales de diciembre de 1998 en Venezuela prosigue su marcha imperturbable. Mucho ha sufrido en los últimos tiempos por la obra de destrucción llevada a cabo por Macri, Piñera, Du- que, Bolsonaro y la verdadera “armada Brancaleone” que Trump y su predecesor instalaron en Latinoamé- rica. Pero la realidad es porfi ada y un traspié no es derrota, como tampoco lo es un retroceso puntual. La larga marcha por la emancipación de nuestros pueblos, que nunca fue lineal e invariablemente as- cendente, sigue su curso y acabará por desalojar a esos gobiernos entreguistas, reaccionarios y cipayos que hoy agobian a Latinoamérica. Y no habrá que es- perar mucho para verlo. Lemay Padrón Oliveros Periodista cubano, corresponsal de Prensa Latina en Bolivia. El SUS, reclamo urgente de los cruceños L a plena implementación del Sistema Úni- co de Salud (SUS) es un reclamo a voces de los cruceños más humildes. Esta revolucio- naria iniciativa del gobierno de Evo Mora- les, que pretende llevar un seguro gratuito, universal y de calidad a los bolivianos, se puso en práctica desde el 1 de marzo, pero todavía en este departamento no está vigente. Desde un inicio mostraron reservas las goberna- ciones de Tarija, La Paz y Santa Cruz, pero las dos primeras ya fi rmaron el convenio intergubernativo para la total implementación. Los municipios cru- ceños sí se benefi cian con el SUS, pero en atención primaria, pues para acceder a terapias complejas y hospitales de tercer nivel se necesita signar el docu- mento porque son competencia de la gobernación. “En exclusiva para Prensa Latina, el viceministro boliviano de Salud, Álvaro Terrazas dijo que “quien no vea las bondades del SUS está anteponiendo in- tereses políticos y personales a los de la población. Otros departamentos con gobernaciones opositoras dieron el paso y es difícil de entender que la cruceña no fi rme un convenio que se debe a su pueblo”. Terrazas explicó que todos exigen la universali- dad de salud y el acceso pleno a todos los servicios, porque no se puede dejar de lado el tercer nivel ni la coordinación con los recursos departamentales, porque entonces “no funcionan de manera óptima y efi ciente” los otros niveles tampoco. “La implemen- tación de un sistema como este es gradual y no va a solucionar de golpe todos los problemas que existen en el país. Nuestros problemas vienen de casi dos si- glos y no se pueden solucionar en un año”, advirtió. En este sentido, indicó que si se compara con un sistema similar como el que se aplica en Brasil, lue- go de 20 años todavía tienen problemas, y Argenti- na por el estilo. “Actualmente ambos países están en retroceso, mientras que el nuestro está en avance”, dijo. Y razonó que cuando además de cambiar al pre- sidente, se produce un cambio de fondo, este tipo de iniciativas sociales corre el riesgo de perderse. “La democracia crea la ilusión del cambio de ac- tores, pero lo que la gente debe analizar es el cam- bio de ideología, de proyecto de país. Independiente- mente de la fi gura líder, si volvemos a los tiempos de la privatización de empresas estratégicas y de servi- cios básicos, será peor”, expresó. Y recordó que la ac- tual administración ve la salud como una inversión y no un gasto, porque se está invirtiendo en la pobla- ción, y con un cambio de gobierno difícilmente se pueda pensar en un sistema de salud gratuito. A pesar de las reticencias, que no son privativas de Santa Cruz, ya se han inscrito unos tres millones de bolivianos, más de la mitad del número estimado por el Ministerio de Salud, que cifra en unos cinco millones de personas los que no contaban a inicios de año con ningún seguro sanitario. Para 2019 el Gobierno destinó 200 millones de dólares al SUS y la construcción de varios hospita- les a un costo de más de mil millones. De momento, los cruceños no podrán benefi ciarse con el SUS, que acerca a Bolivia al sueño de lograr la atención gratui- ta de salud.