Berger, Elliott y Kruger (delante, desde la izquierda) miran, con otros miembros del equipo, las primeras imágenes de la cámara de los fósiles. Steve Tucker (extremo derecha) codescubrió el yacimiento; K. Lindsay Hunter y Alia Gurtov (detrás, a la izquierda) ayudaron a extraer los huesos.
En cualquier caso, solo había una manera de realizar rápidamente el estudio: conseguir que muchos ojos analizaran los huesos. Además de la veintena de científicos experimentados que habían colaborado en la evaluación de los esqueletos de Malapa, Berger invitó a más de 30 investigadores jóvenes. Todos ellos acudieron a Johannesburgo procedentes de 15 países para participar en una breve «batalla relámpago con los fósiles, de seis semanas de duración. Para algunos científicos mayores que no tomaron parte en el estudio, colocar en primera línea a gente joven para publicar rápidamente los resultados fue quizás una decisón un poco imprudente. Pero para los jóvenes en cuestión fue «una paleofantasía hecha realidad», como afirmo Likas Delezene, quien acaba de ser nombrado profesor de la Univesidad de Arkansas,
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Durante la carrera sueñas con una pila de fósiles que nadie ha visto antes y que tu consigues explicar