LA IMAGINACIÓN COMO
GENERADORA DE LA ACCIÓN
Tómese el caso de un recorrido sobre una superficie en diferentes niveles, como subirse a una tarima, una rampa, una banqueta o simplemente, una tabla y caminar manteniendo el equilibrio. Si estas acciones se realizan luego de una narración, o de la observación de imágenes u otro estímulo audiovisual, pueden generar respuestas espontáneas y cargadas de riqueza imaginativa. Por ejemplo, una historia donde los personajes son animales -o humanos- en divertidas situaciones: monos que deben subir a los árboles para alejarse del tigre o alcanzar una fruta; niños que tienen que cruzar el río por el “tronco de un árbol” o saltar de piedra en piedra; hermanitos que están perdidos(as) en el campo, encuentran una casita pequeñita y entran por la puertita, entonces tienen que agacharse, más y más; o puede ser una cueva,¿saben qué es una cueva? Lo acabamos de ver en una lamina ¿y si está oscura?… (veremos cómo expresan libremente la oscuridad); y si luego hace frío, como cuando se abre la refrigeradora en casa, cómo se pondrá mi cuerpo; ah, y ahora estamos en la playa… uff, la arena está muy caliente, hay que saltar para que nuestros pies no se quemen, escuchando y reaccionando a las respuestas que los niños van sugiriendo.