"no promover únicamente la
imitación, sino la liberación
de la imaginación creadora."
Así las acciones se tornan más divertidas, se alejan de la práctica rutinaria, porque se van ligando al campo de la expresión dramática. La docente animadora de las actividades, procura no gesticular para ser imitada, sino de animar las situaciones o circunstancias para promover respuestas naturales, es decir, expresiones sinceras, propias de cada niño(a). En la línea de lo que plantea Vygotsky, los seres humanos sustentan su actividad creadora entre dos impulsos, uno que tiende a reproducir o a rememorar hechos, conductas, emociones, algo que ha dejado huella en nuestra vida o que hemos observado que acontece, es esa memoria de impresiones vividas que nos sirven para construir a partir de las experiencias. Otro impulso, igual de importante, es el que combina, relabora y crea a partir de la imaginación. Cada aporte humano a la ciencia, a la cultura, a la vida en su conjunto, es producto de la imaginación y la creación. Si lo relacionamos con el mundo de los(as) niños(as), veremos que en sus juegos van a reproducir lo que ven, lo que recuerdan, lo aprendido -de la cultura-, y también van crear, a idear nuevas situaciones que irán surgiendo al calor del juego. Es la maravillosa capacidad de imaginación con la que expresan su mundo, sus intereses o necesidades. Por eso, debemos tener un especial cuidado en no promover únicamente la imitación, sino la liberación de la imaginación creadora, aquella que nos sorprenda con respuestas auténticas e inesperadas de nuestros niños y niñas en un clima de confianza y libertad.
Elaborado por : Maria Elvira Zavala