Mi primera publicacion planeacion participativa | Page 34

174. Negar la posibilidad de delegar es negar la posibilidad de que la ciudadanía participe en la toma de decisiones sobre temas que trascienden a su realidad local más cercana (comunidad, centro de trabajo o de estudio). 175. El correcto cuestionamiento a la democracia representativa burguesa —y la cuestionamos no por ser representativa sino por ser insuficientemente representativa— no debe llevarnos, por lo tanto, a rechazar todo tipo de representatividad. 176. Las y los representantes, delegados o voceros no reciben un mandato libre por un cierto tiempo como los representantes burgueses, sino que deben guiarse por las decisiones y orientaciones de sus electores. Éstos deben evaluar su desempeño de acuerdo a las tareas que les han sido asignadas. 177. Debemos aclarar, sin embargo, que esto no significa que su mandato sea imperativo. No son autómatas que reciben mensajes y simplemente los transmiten, son personas responsables y creativas que, al encontrarse con la realidad de otras comunidades, deben poder modificar el mandato recibido. 178. En el sistema que proponemos existen dos tipos de delegación: las personas que conforman lo que llamaremos Consejo de Planificación Participativa en las tres instancias y las personas que forman parte de las respectivas Asambleas de Planificación Participativa. b) Asambleas de democracia delegada y asambleas de democracia directa 179. Resumiendo, el proceso de planificación participativa que proponemos combina asambleas que usan el sistema de delegación o democracia delegada y asambleas en las que participan directamente los ciudadanos y ciudadanas en un determinado espacio geográfico o asambleas de democracia directa. El sistema de asambleas de democracia delegada se aplica a nivel del municipio y del área territorial. Las asambleas de democracia directa se realizan a nivel de la comunidad. 180. En las Asambleas de Planificación Participativa que usan el sistema de delegación no todos los asistentes tienen derecho a voz y voto. Sólo tienen este derecho las personas que han sido electas en sus respectivas asambleas de base. Sin embargo, recomendamos que estas reuniones no se realicen a puertas cerradas, sino que a ellas puedan asistir sin limitación alguna todas las ciudadanas y ciudadanos interesados, pero que lo hagan sólo como observadores y contralores sociales del proceso. c) La democracia se fortalece con el sistema de delegación 181. Hay quienes dicen que realizar el proceso de planificación participativa descentralizada a través de representantes o delegados burocratizaría el proceso y lo volvería un proceso representativo burgués más. Según ellos es más democrático un sistema basado en asambleas abiertas a todas y todos y en la que todas las personas que asisten puedan votar. Pero cabe preguntarse: ¿Será más democrática una asamblea que reúne a 200, 500, 1000 personas en un territorio urbano que tiene más de 600 mil habitantes? ¿Han pensado ustedes quiénes son los que asisten a una asamblea de ese tipo? ¿No serán los que tienen un vehículo, los que viven cerca del metro, los que pueden llegar caminando, lo que trabajan en alguna institución del Estado que les permite ausentarse? ¿Cuántas personas dejan de asistir, no por no estar interesadas sino porque deben atender sus hogares, porque viven muy lejos y no tienen medios de transporte, porque tienen que trabajar en sus pequeños negocios para sobrevivir? 182. Y luego, en esa gran asamblea, ¿quiénes son los que hablan, los que proponen cosas? ¿No suele ocurrir que sean los líderes de siempre? ¿No son aquellos que están buscando protagonismo? ¿Dónde queda la opinión de la gente humilde que sólo se expresa en pequeños grupos, que tiene miedo a hablar en grandes asambleas? 34