Mi primera publicacion planeacion participativa | Page 27
descentralizar competencias hacia las áreas geográficas en que se ha subdividido el territorio
municipal 23 aplicando el principio de subsidiariedad al que nos hemos referido anteriormente.
122. Esto implica transferir a los niveles inferiores todas las competencias que estos puedan asumir,
conservando para los niveles superiores sólo las restantes. Por ejemplo, transferir al nivel inferior
competencias en: la administración de recursos, la recaudación de impuestos, el registro civil, la
administración de determinadas empresas del Estado, la planificación urbana, la vigilancia y la
seguridad, el asfaltado de las calles, la atención a los hogares de ancianos y la administración de los
comedores populares que puedan existir en esas subdivisiones territoriales, y, en general, el
mantenimiento de la infraestructura de centros de salud, educación, cultura, deportes (Ver Anexo I:
Diagrama de los niveles de planificación y competencias de cada nivel).
123. Esta descentralización de competencias es muy importante pues creará el marco adecuado para
determinar el tipo y la cantidad de recursos a transferir a cada nivel de gobierno local.
124. Una correcta definición de las competencias es un paso fundamental para evitar el
solapamiento de actividades entre los distintos niveles de descentralización y para evitar muchos
otros problemas como destinar un apoyo técnico excesivo a un nivel y un apoyo insuficiente a otro.
Antes de transferir una competencia es necesario realizar un estudio muy serio, ya que sólo tiene
sentido transferir una competencia a un nivel inferior si éste cuenta con la condiciones para asumirla
con éxito.
125. Hay que cuidar que esta transferencia sea bien planificada y acordada con los niveles a los
cuales se transfieren dichas competencias. Hay que evitar que los niveles de gobierno superiores
pretendan desembarazarse de todo aquello que les sea problemático (por ejemplo, el manejo de las
basuras) y conservar para ellos lo que más les pueda interesar.
126. No es posible fijar criterios rígidos para esta descentralización. Es necesario tener en cuenta
cada realidad. Por ejemplo, mientras resulta razonable la gestión centralizada de servicios como el
saneamiento y limpieza de calles en una ciudad, por la economía de escala y las posibilidades de
mecanización que allí podrían aplicarse; en zonas rurales, con comunidades pequeñas y
relativamente aisladas, resulta obvio que una gestión descentralizada no sólo es posible sino que
aseguraría mejores resultados.
127. Otro ejemplo es el de la política de construcción de viviendas. Parecería ser que ésta debiera
ser una función estatal o municipal, pero muchas veces resulta más efectivo dar a las comunidades
la posibilidad de de que sean ellas las que gestionen la construcción de nuevas viviendas para
sustituir o remodelar las viviendas en malas condiciones. Sin duda que para realizar esta actividad
deberán recibir apoyo técnico del Estado o del municipio, especialmente respecto a asuntos
geológicos y estructurales, pero son las comunidades las que mejor conocen las necesidades y
prioridades y, quienes —para hacer rendir más los recursos— pueden organizar mejor el trabajo
voluntario. Hay que tener en cuenta, además, la confianza en sí mismas que genera el hecho de
sentirse capaces de afrontar con su propio esfuerzo sus problemas inmediatos.
128. Por último, otro ejemplo que clarifica mucho es el tema del manejo de las aguas en un
determinado territorio. Este manejo es muy diferente en las zonas rurales y en las zonas urbanas.
Mientras que en las primeras son las comunidades más pequeñas las que mejor pueden controlar su
manejo y ponerse de acuerdo para distribuir el agua existente, en las zonas urbanas donde existe un
sistema de tuberías que conduce el agua a través de la ciudad, no tiene ningún sentido que un barrio
tenga el control de este recurso natural.
23. Ver sobre transferencia de competencias, Marta Harnecker, Gobiernos comunitarios..., op. cit., acápites 7 y 8,
párrafos 156 al 219.
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