Mi primera publicacion DIBUJOS_ANIMADOS | Page 93

pueden resistir unos años antes de cerrar definitivamente sus pequeños estudios. Los animadores conservan a veces materiales en sus casas pero a su muerte se suelen dispersar. Sus familiares los destruyen o, en el mejor de los casos, los sacan a subasta y acaban siendo vendidos a coleccionistas, a veces a unos precios tan ridículos que no garantizan su futura conservación. “Elmer Elephant”, Disney, 1936. Pero no nos engañemos, la mayor parte de los dibujos y materiales generados en el proceso de realización del cine de animación acaban en la basura. Bien porque existe la mala costumbre de considerar la animación como una distracción para niños y, como mucho, un arte menor o bien porque los propios animadores a menudo consideran sus obras como una fase de producción de una película y no como obras de arte en sí mismas. Dos terribles errores de nefastas consecuencias para este nuevo arte. Y la situación no ha cambiado ni tiene visos de cambiar. En España es practicamente imposible encontrar dibujos de animación anteriores a los años sesenta y muy pocos de las décadas siguientes, y éstos porque sus autores siguen vivos y a veces los guardan. Algunos tratan de garantizar su conservación pasándolos de padres a hijos, como Cruz Delgado, que incluso muestra parte de su obra en exposiciones. Otros, agobiados por la falta de espacio, han optado por destruirlos. Acetato de “Katy Caterpillar” de los Estudios Moro, 1984.