¿POR QUÉ UN MUSEO
DE LA ANIMACIÓN?
Seguramente algunos se preguntarán:
¿Para qué crear un museo si los propios estudios guardan sus
materiales?
Eso sería lo lógico ... pero no es así: los productores, por falta de
espacio, no suelen conservar unos dibujos que para ellos ya han
cumplido su misión y que no parecen tener valor en sí mismos.
Algunos Estudios o productores han guardado sus materiales como es el
caso de los Archivos Disney. Pero incluso esos Archivos no lo han
guardado todo. Fueron creados en 1971, muchos años después del
nacimiento de la empresa, e inmediatamente se tuvieron que plantear
qué es lo que iban a conservar de la enorme masa de materiales
generados por sus cientos de películas. Una lista de lo que se debería
guardar, fechada el 27 de marzo de 1971, incluye la totalidad de
materiales de los largometrajes pero tan sólo los de una selección de
cortometrajes y “las más notables animaciones” de unos pocos
animadores que consideraban “extraordinarios” (notable animation for
performance or historical interest by the following outstanding
animators):
Es decir de los llamados “9 ancianos” (“Nine Old Men”) : John Lounsbery,
Frank Thomas, Ollie Johnston, Milt Kahl, Eric Larson, Woolie Reitherman,
Ward Kimball, Les Clark y Marc Davis y algunos más, la mayoría muertos
o alejados de los Estudios en esas fechas: Fred Moore, Norm Ferguson,
Bill Tytla, Dick Lundy, Art Babbitt, Ham Luske, Fred Spencer y Bill Roberts,
Diecisiete en total.
Por supuesto hubo muchos otros animadores y dibujantes en los
Estudios Disney, y muy buenos.
Así que ni siquiera los Archivos Disney, los más importantes del mundo
durante décadas, lo han guardado todo. Muchos de sus materiales
pueden adquirirse en galerias de arte o aparecen regularmente en
subastas.
Otras empresas productoras simplemento no han guardado nada o casi
nada.
Muchos estudios ni siquiera se han planteado tener un archivo. Y no
digamos en Europa con producciones de francotiradores que apenas