Otros consideraban que las imágenes no estaban a la altura de la música.
La crítica fue feroz también en la Europa católica con intervención de
nombres como André Bazin, que curiosamente defendía la teoría de que
tan sólo han de escribirse críticas de las películas que le gusten al crítico,
para que sean constructivas. Hasta su admirador Lo Duca criticaba a
Disney en su libro Le dessin animé, publicado por Prisma en París en
1948 con un prólogo del propio Disney: "Fantasía nos deslumbra por
momentos, pero en contadas ocasiones logra nuestra aprobación". Sus
acusaciones de "estética de tarjeta postal" o su afirmación de que para
Fantasía se habían seguido ideas tomadas de la Teosofía, en concreto de
Les formes-pensées (Thought-Forms) de Annie Besant y C. W. Leadbeater,
no favorecían la imagen artística de Disney. Lo Duca llegaba a decir cosas
como: "Devant l'arc-en-ciel fermez les yeux" ("Ante el arco iris [del Olimpo
de "La Pastoral"] cerrad los ojos"), lo cual remite directamente a una de
las más agresivas criticas que se publicaron sobre Fantasía, la de Dorothy
Thompson, aparecida en New York Tribune el 25 de noviembre de 1940 y
reproducida inmediatamente en otros diarios americanos. Thompson
escribe: "I did not see much of Disney's Olympus. I shut my eyes." ("No vi
mucho del Olimpo de Disney. Cerré los ojos.") Eso, al lado de disparates
como que la película brindaba una experiencia "nazi" ya que el "nazismo
es el abuso del poder, la pervertida traición a los mejores instintos, el
genio de una raza convertida en magia negra destructora, y eso es
Fantasía" ("Nazism is the abuse of power, the perverted betrayal of the
best instincts, the genius of a race turned into black magical destruction,
and so is the Fantasia") y la considera un "espectáculo de profanación
satánica" ("performance of satanic defilement").
Resulta increíble que esta buena señora fuera una de las personas más
influyentes sobre la opinión pública americana, hasta el punto de ser
considerada por Time Magazine en 1939 como una de las dos mujeres
más influyentes de América (la otra era Eleanor Roosevelt).
Thompson sin duda odiaba a Disney porque en Fantasía ponía en duda
sus prejuicios artísticos y sus convicciones religiosas y, aunque se
cuidaba de no decir ni palabra contra el evolucionismo, decía que "El
señor Disney desde Blancanieves parece haber desarrollado una
tenebrosa, fatalista y panteísta filosofía para consignar la Caída del
Hombre y mostrarla con un sádico placer. La Naturaleza es titánica y el
hombre un movible liquen sobre la piedra del tiempo" ("Mr. Disney
beginning with Snow White seems to have developed a gloomy, fatalistic,
pantheistic philosophy to record the Fall of Man and to record it with a
sadistic relish. Nature is titanic; man a moving lichen on the stone of
time). Fantasía es para ella "como las últimas películas del señor Disney,
una caricatura de la Decadencia de Occidente. Son crueles y este último
trabajo brutal y embrutecedor" ("... a caricature of the Decline of the
West. They are cruel, and in the latest work brutal and brutalizing"). Una
comedida y constructiva crítica que nos resulta muy instructiva sobre el
ambiente censor y retrógrado en el que Disney tuvo que desarrollar su
obra y sobre el público al que tenía que dirigirse.
Disney demostró con Fantasía estar muchos años por delante de la
cultura e ideología americana de su tiempo, y la crítica y el público no le
perdonaron ser un pionero. Se le relegó a la categoría de ilustrador
infantil como venganza por su audacia de dinamitar intocables tabúes
artísticos y religiosos. Fantasía fue un fracaso económico y supuso un
parón para la producción y las aspiraciones artísticas de Disney que tuvo
que centrarse en la realización de productos claramente comerciales.
Marc Eliot comenta en su libro Walt Disney Hollywood's Dark Prince:
"Fantasía iba a ser la pira funeraria de los sueños disneyanos".
Como hemos visto, en 1958 Disney trató de recuperar el prestigio
perdido como pionero técnico y artístico con la exposición "The Art of
Animation", apoyándose en la novedad del 70 mm y la renovación
plástica de La bella durmiente, basada en los diseños de Eyvind Earle...
pero el cine y el mundo de las artes plásticas recorrían otros caminos.
Habría que esperar aún unos años para que la Contracultura y el Pop Art
abriesen las mentes sobre lo que realmente era el arte del siglo xx y el
puesto que ocupaba la animación. Yellow Submarine y las películas de
Raph Bakshi fueron de gran ayuda. Salas de subastas como Christie's y