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del interferón e inducción de una “tormenta de citoquinas” (36) pero también se
ha observado con otros virus pandémicos recientes sin que hayan producido se-
mejante patogenicidad (37) . Se ha descrito que la expresión en pulmón de ratones
infectados por recombinantes HA/NA de 1918 han resultado en incremento de
los genes involucrados en la apoptosis, daño oxidativo y tisular (5) . Por otra parte,
la inmunidad frente a la proteína M2 (canal iónico del virus A) se asocia con una
menor replicación pulmonar del virus y una gravedad menor. De igual forma la
inmunidad previa frente a la nucleoproteína (NP) disminuye el riesgo de infec-
ción secundaria bacteriana (5) , una de las principales causas de complicaciones de
la gripe estacional y pandémica. Otros aspectos importantes de la patogénesis del
virus del 18 residen en que la tasa de replicación en células humanas broncoepi-
teliales es cincuenta veces mayor que el H1N1pdm de 2009. Además el virus po-
see marcadores de virulencia en PB2 y PB1, responsables de un neumotropismo
eficiente, junto con una proteína NS1 con actividad sobre la apoptosis y bloqueo
de una respuesta inmune menos eficaz (38) .
La huella inmune de las infecciones gripales previas es importante y mucho
más la de la primera infección gripal. Sir Thomas Francis, hijo de un pastor pres-
bitariano, acuñó la teoría del “pecado original antigénico gripal” para referirse a
la mayor respuesta anamnésica de anticuerpos producida frente al primer virus
de la gripe que infectó a un individuo en los contactos posteriores con otros virus
(39).
Teorías relacionadas con dicho concepto contribuyen a entender uno de los
aspectos más peculiares de aquella pandemia: por qué la mayoría de las víctimas
fatales fueron personas sanas y jóvenes, de entre 20 y 30 años, cuando general-
mente los más vulnerables a la gripe son los ancianos y los niños.
Un artículo reciente explica como la memoria y respuesta inmunológica
frente a la infección actual por virus aviares H5 y H7 contribuye a que se produz-
can diferencias en la gravedad entre los individuos nacidos antes de 1957, por ha-
ber estado expuestos por primera vez a H1que guarda algunas similitudes con H5
(más protección en mayores frente a H5 por ser del grupo filogenético 1 igual que
H1 y casos graves en jóvenes) o por la primoinfección de gripe por un subtipo H3
(más protección en jóvenes frente a H7 del grupo filogenético 2, relacionado con
H3, casos graves en mayores). La primera infección gripal “marca” al individuo
en su futura respuesta, al menos frente a virus del reservorio salvaje o emergen-
tes. “First flu is for ever”, “la primera Gripe es para siempre” (40). Por esta obser-
vación se postula que la infección previa por un virus H1 en los nacidos antes de
1880, podría explicar que los mayores de 75 años en 1918, tuvieran cierto grado
de protección; al igual que sucedió con los nacidos antes de 1957 en la última
pandemia de gripe A de 2009. Por el contrario, la generación que tenía entre 20 y
40 años en 1918, pudo haber sufrido primoinfecciones con subtipos H3N8 u otro
subtipo no H1 desde 1880 hasta 1900, especialmente durante los años 1889 hasta