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A nales de la R eal A cademia de M edicina y C irugía de V alladolid
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de la mano de algunos médicos italianos, como Bernardino Ramazzini (1633-
1714), que utilizó la denominación de “Patología Comparativa”, o Marcelo Mal-
pigi (Bolonia, 1628-1694) y su discípulo Antonio Vallisnieri (1661-1730), que se
ocuparon del estudio de los tejidos, sin distinción de su procedencia. Giovanni
Maria Lancisi (1654-1720) que fue médico personal de Clemente XI, es recono-
cido como precursor del concepto unitario de la medicina. Fue encargado por el
papa del estudio de la peste bovina, que provocaba hambrunas y pobreza, publi-
cando en 1715 “De bovilla peste” donde describe la enfermedad y establece una
serie medidas para su control, por ejemplo, el sacrificio y la destrucción de los
animales enfermos y de los sospechosos alrededor del foco.
La distinción entre humanos y animales desde el punto de vista médico, su-
frió un duro revés cuando Edward Jenner consiguió en 1976 proteger de la viruela
al niño James Phipps utilizando la linfa procedente de un proceso benigno de las
vacas (4) aunque por aquella época, sus colegas médicos le atacaron fuertemente.
Más tarde, Darwin publicó “El origen de las especies” en 1889 (5) con igual re-
celo. Merece consideración especial el trabajo de Rudolf Virchow (1821-1902),
considerado el padre de la “Patología Celular”, de la Medicina Comparada y de
la Patología Veterinaria, quien llegó a afirmar que “entre la Medicina Humana y
Animal, no deberían existir líneas divisorias”. Virchow describió el efecto de las
enfermedades sosteniendo el papel de las células en el origen. Fue el primero que
utilizó el término “zoonosis” en sus estudios sobre triquinosis. En los años fina-
les del siglo XIX, personajes como Agostino Bassi, Luis Pasteur o Robert Koch
se ocuparon de algunas enfermedades humanas y animales, en definitiva, de la
Medicina Comparada, como sucedió en los casos del carbunco, la tuberculosis o
la rabia.
Merece también una atención especial William Osler (1849-1919), cana-
diense, médico y veterinario, discípulo de Virchow, con quien estudió en Berlín,
y de quien aprendió el interés de incluir la Medicina Veterinaria en sus estudios
para hacer frente mejor a los problemas de salud humana. Osler, que se le ha
definido como el “Padre de la Medicina Moderna”, estudió fisiología y enferme-
dades parasitarias en la Escuela de Veterinaria de Montreal, y en la Facultad de
Medicina de la Universidad McGill, también en Montreal. Estudió e investigó en
varias enfermedades animales como la peste porcina, la bronquitis verminosa en
el perro y otras más, muchas en colaboración con uno de sus estudiantes de vete-
rinaria, Albert Clement, futuro presidente de la “American Veterinary Medical
Association”.
Esta época (2ª mitad del siglo XIX), cuando se produce el nacimiento de
la Microbiología como Ciencia, ligada al descubrimiento de las causas de las
enfermedades infecciosas, está repleta de colaboraciones interprofesionales, fa-
vorecidas por la razón de que una de estas, el carbunco bacteridiano o ántrax, fue