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A nales de la R eal A cademia de M edicina y C irugía de V alladolid
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bebedores de cualquier edad con al menos un episodio de consumo intensivo al
mes (5) .
Otro aspecto a considerar es la posible asociación entre consumo de alcohol
y obesidad. El alcohol aporta 7 Kcal/g y es probable que el consumo de bebi-
das alcohólicas no se use como sustituto de otro alimento, sino que se añada
a la comida, además, el alcohol puede actuar como estimulante del apetito, lo
que conduciría a aumentar la ingesta total de energía y consecuentemente podría
derivar en obesidad. No obstante, aunque la cantidad total de alcohol ingerida
está positivamente relacionada con obesidad, el consumo frecuente de pequeñas
cantidades de alcohol se ha asociado inversamente con una menor circunferencia
de cintura y cadera e índice de masa corporal más bajo, lo que, dada la relación
entre grasa abdominal y riesgo cardiovascular podría contribuir al efecto protec-
tor cardiovascular (9) .
OBSERVACIONES EPIDEMIOLÓGICAS
El punto de partida en el estudio de las relaciones entre alcohol y salud car-
diovascular se puede datar en los trabajos de St. Leger et al. (10) , quienes analizan-
do datos sobre mortalidad en 18 países desarrollados encontraron una asociación
negativa entre enfermedad coronaria y consumo de alcohol, particularmente en
forma de vino, que era independiente de otros factores como tabaquismo, inges-
ta dietética o producto nacional bruto. Marmot et al. (11) fueron los primeros en
apuntar la existencia de una relación en U entre el consumo de alcohol y la tasa
de mortalidad, de manera que el riesgo era menor en bebedores moderados que
en abstemios y en los que realizaban consumos superiores a 34 g alcohol/día. Ob-
servaciones similares fueron seguidamente realizadas en estudios prospectivos
posteriores sobre distintos grupos de población, donde se constataba una menor
incidencia de morbilidad y mortalidad por enfermedad coronaria en consumido-
res que realizaban una ingesta de alcohol baja a moderada (12-16) .
El salto de estas observaciones al gran público tuvo lugar, no obstante, a
raíz de las declaraciones realizadas el 17 de Noviembre de 1991 por el científico
francés Serge Renaud, de la Universidad de Burdeos (Francia), en el programa
“60 Minutes” de la cadena CBS, donde, anticipando los resultados de un trabajo
que sería publicado poco después en la revista Lancet (17) , se refería con la expre-
sión “Paradoja francesa” a la observación en algunas regiones de Francia de una
tasa de mortalidad coronaria inferior a la que podría esperarse de acuerdo al re-
lativamente elevado consumo de grasas saturadas. Esta observación derivaba de
datos procedentes del proyecto MONICA (18) promovido por la OMS, en el cual
se había seguido a 10 millones de personas de entre 25 y 64 años de 21 países
durante 10 años en las décadas 1980-1990. La “paradoja” era justificada por el
Dr. Renaud por una alimentación basada en la dieta Mediterránea, con una inges-