Mi manual del bebé Octava edición | Page 142

Desarrollo / Meses 10-12

Nalgadas

Hay alternativas diferentes para reprender y de seguro no son necesarias.
Los argumentos para dar una nalgada o no son tan variados y contradictorios que las páginas y los días no alcanzarían para llegar a un acuerdo. Sin embargo, las dos posturas coinciden en que dar un castigo o no durante la niñez se relaciona con las actitudes del adulto para enfrentar el mundo.
Para las disciplinas que estudian el comportamiento humano es imperativo y necesario enseñar al menor a comprender que sus actos tienen una consecuencia, por lo tanto, debe haber reprimendas pero no castigo físico.
Lo más importante en el sistema de enseñanza que se elija es tener la claridad de que el niño está en un proceso de aprendizaje. Por ende, muchos de sus actos no son conscientes. En este punto son fundamentales la paciencia, la tolerancia y la flexibilidad del adulto para guiar.
¿ Cómo espera que un niño tome decisiones adecuadas y responsables si nunca le ha mostrado las posibles consecuencias de sus acciones? Es indispensable que antes de imponer un castigo o reprimenda haya existido una previa advertencia. Por ejemplo, si el niño hace pataleta o tira las cosas por primera vez, explíquele las consecuencias que tendrá la próxima vez que lo haga y cumpla.
Con las nalgadas, el niño siente dolor, vergüenza y temor a perder el cariño del padre o la madre. Cuando se repiten mucho, aprende a bloquear estos sentimientos y a ser tolerante con el maltrato.
Mientras más duro sea el castigo físico, más probabilidades hay de que el niño crezca con problemas asociados a baja autoestima, delincuencia, enfermedades mentales y comportamiento violento.
Existen alternativas más constructivas y adecuadas que dar una nalgada, como poner en un rincón al niño por unos minutos, quitarle un privilegio, suspender la actividad que realiza o cumplir con lo acordado previamente.
La reprimenda debe ser una herramienta coherente, inmediata y relacionada con la ofensa, para garantizar que el niño entiende lo incorrecto de su acción. Nunca debe lastimarle.
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