Mi manual del bebé Octava edición | Page 121

Desarrollo / Mes 2

Los primeros balbuceos

Desde los cero hasta los seis meses.
Al nacer, el bebé mantiene una comunicación constante con el medio, la cual es más evidente en la interacción con la madre. En la lactancia, por ejemplo, se destaca la acción refleja y funciones innatas como succión, deglución, respiración y su respectiva coordinación, en las que interviene una importante acción muscular que será la precursora del desarrollo del habla.
En estos primeros meses, el grito, la risa y el llanto, son portadores de significado o mensajes en tanto la madre aprende a identificar estados de confort o disconfort, caracterizados por la intensidad, el timbre y la entonación. En este mismo estadío, la voz de la madre y de las personas que conviven con el niño y sus diferentes entonaciones y gestos, hacen parte del proceso comunicativo.
Con cada exposición a diferentes estímulos auditivos, táctiles, visuales, olfativos, gustativos, entre otros, se van especializando las sensaciones y los movimientos, principalmente los de la boca.
A partir del segundo mes, decrece el uso de gritos y llanto como base de su comunicación e inicia el‘ laleo’ o juego vocal, principalmente cuando el bebé está tranquilo, caracterizado por el uso repetitivo de sonidos vocálicos que luego va combinando con sonidos guturales.
En este mismo período trata de imitar los movimientos de la boca de la madre y produce sonidos similares. El juego vocal se enriquece rápidamente y el niño incluye otros sonidos consonánticos. Después de los seis meses, la cantidad de producciones crece y el niño reproduce nuevos sonidos escuchados. Es común que haga reduplicaciones de sílabas como‘ ma ma ma’ o‘ pa pa pa’ sin pronunciar una palabra propiamente dicha.
En este período se inicia la adquisición de la representatividad de algunas palabras ligadas básicamente a intereses fisiológicos( juego, rutinas de sueño, higiene, alimento). De igual manera, comprende algunas palabras que caracterizan un contexto determinado. Finalmente, va incorporando sonidos pertenecientes a su lengua y desecha los que no hacen parte de su fonética.
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