Mi manual del bebé Octava edición | Page 122

Desarrollo / Mes 3

Mi bebé en su tercer mes

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Un bebé sano y bien alimentado aumentará unos 700 g de peso, 3 cm de talla y 1 cm de circunferencia cefálica. Aunque su crecimiento no es igual a los meses anteriores, es acelerado y requiere de una buena alimentación con leche materna o leche industrial formulada por médico o nutricionista. Si no está comiendo satisfactoriamente, se debe consultar rápido.
La mayoría de bebés en este mes logran mantener erguida su cabeza al sostenerlos verticalmente e intentan coger y llevar los objetos a su boca, como parte de su reconocimiento. Abren y miran sus manos con interés. Tienen mayor flexibilidad muscular y sus movimientos voluntarios van remplazando los reflejos. Emiten sonidos guturales y otros, en especial cuando les hablan cariñosamente, y balbucean. Se dan cuenta de los sonidos que producen y se divierten repitiéndolos.
La sonrisa como respuesta social ya no requiere de estímulos táctiles, responde a los visuales y auditivos. El bebé ríe en voz alta y al tiempo moviliza sus extremidades para manifestar alegría. Le gusta que lo carguen y caminen con él, sigue con la mirada y la cabeza a personas y objetos; voltea su cabeza para mirar a quien habla, si no le tiene al frente.
Al sentarlo sin apoyo, arquea su columna y cae fácilmente. Acostado boca arriba disfruta manipulando objetos con sus manos. Observa con atención los móviles de su cama e intenta cogerlos. Hacer sonar su cascabel es una actividad que realiza con especial gusto.
Juguete, a esta edad, es cualquier objeto cercano que pueda coger y llevar a su boca; si lo puede manipular, chupar y hacer sonar, más le interesa. Por eso los juguetes no deben caberle en la boca, para evitar atoramientos. El agua es uno de sus juguetes preferidos: chapotear, sentir objetos que floten o se hunden y cómo se desliza el agua sobre su cuerpo, convierten el baño en uno de los momentos de mayor disfrute.
Los juegos, los estímulos y la participación de los demás miembros del hogar, favorecen los vínculos con el bebé y la integración familiar. Entre estos contamos observar afectuosamente lo que hace, escuchar sus balbuceos e imitarlos, cargarle, arrullarle, acariciarle, hacerle masajes, mirarle a los ojos y hablarle, nombrarle todo lo que ve, movilizar sus piernas con ejercicios de pedaleo y otros similares. Siempre se debe estimular la participación activa del padre.
Durante esta etapa de la vida se establecen interconexiones entre las células cerebrales, que favorecen su aprendizaje actual y futuro. El acompañamiento afectuoso e inteligente al bebé es de vital importancia para el avance en su desarrollo integral, por eso debe continuar.
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