Mi libro mi vida en la prensa escrita | Page 9

Página 9 de 102 En todo caso, la noticia plausible, para alegrarse de todo corazón, es la que nos trajo el cambio de año, de que los cubanos estacionados en Costa Rica prosiguen su viaje hacia su destino final; y, conociendo a los cubanos como los conozco, sin duda al cabo de unos dos años, serán tan prósperos como sus compatriotas residentes en los Estados Unidos y este “mal trago” sufrido con Nicaragua, será solo un amargo recuerdo que les demostró hasta donde puede llegar el egoísmo, la ignorancia congénita y la maldad de un dictadorzuelo del corte de Daniel Ortega. El tiempo todo lo cura... hasta las heridas más profundas. //////// Turquía me Duele en el Alma DAMASCO, Siria-Salvando las distancias entre el coloso que es el presidente de Rusia, Vladimir Putin, y este simple periodista que soy yo, he de decir que comprendo perfectamente la desazón y la decepción que acaba de sufrir el Premier ruso ante “la puñalada” que le ha dado el gobierno turco a todo el pueblo y gobierno de la gran Rusia, al derribar a su bombardero que nunca violó su espacio aéreo y, para colmo de males, unos cuantos salvajes que muy pocos conocen y que se hacen llamar “las guerrillas turcomanas”, acribillaron a uno de los dos pilotos cuando se lanzaron en paracaídas de su avión que se desintegraba en el aire. Pues ahí… bajando, aún en los aires, les dispararon y llegó a tierra un cadáver de uno de los dos valientes pilotos… ¡Y en tierra siria, no turca, para que se sepa! Según se ha comprobado con lujo de detalles, horas después del fatídico incidente. Y digo que comprendo a Putin a la perfección, porque él consideraba a Turquía una nación amiga, un vecino de lujo, donde miles de rusos iban a pasar unas bonitas vacaciones a un país distinto, porque precisamente eso es Turquía, una nación distinta, con una fortísima personalidad en el concierto mundial, por su rica historia, su presente que oscila entre lo conservador y lo moderno y un futuro prometedor de sus generaciones que se renuevan como las aguas de un caudaloso río que corre paralelo al Bósforo. No hace muchos años leí la obra “De Parte de la Princesa Muerta”, de la escritora, periodista y, para mejores señas, Princesa otomana, Kenizé Mourad, una aristócrata que sería la Sultana indiscutible si se restituyera el Califato en Turquía, tal y como estaba antes de la Primera Guerra Mundial, y he de decir que ese “recorrido” literario e imaginario que me hizo dar por Turquía, me fascinó, por momentos me conmovió hasta el llanto secreto de mi alma, por la gran sensibilidad de su narrativa; y lo más importante… me hizo querer, apreciar, guardar en un pedacito de mi espíritu a ese gran país que se agigantaba en mí. Sin embargo, el derribo flagrante, cobarde y traidor, del avión de combate ruso, cuando venía de bombardear a los terroristas del Daesh, me ha tirado por los suelos la imagen que tenía de la Turquía actual. Y no solamente por el hecho del asesinato de los dos pilotos rusos, sino por una serie de actos que se han venido produciendo en el devenir en relación con la guerra de Siria.