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Además, en cuanto intenten cruzar el Mediterráneo Sur, caerán abatidos por los
ejércitos de la OTAN que no les permitirán poner un solo pie en el Viejo Continente. Es
posible que el rapero Abdel Bary haya meditado todo esto y haya concluido que él tampoco
iba a ninguna parte con el Estado Islámico.
Y le volvemos a decir, ¡Abdel, eres hombre muerto! Cercado por la inteligencia
británica y los yihadistas asesinos que quieren acabar contigo en un evidente caso de
“muerte por muerte”, al asesino con sus propias armas y su mismo quehacer. No nos
imaginamos otra imagen del rapero sosteniendo en sus manos su propia cabeza degollada
por los terroristas que fueron sus amigos. ¡Eres una cucaracha muerta Abdel! Y no nos
complace saber que tu muerte no será tan dolorosa como la que le propinaste a Foley y a
una docena más de inocentes en Siria. Debe estar parapetado en estos momentos en una
govacha sucia y maloliente de algún barrio bajo de Estambul o Ankara, orando a su dios
criminal para que no lo encuentren quienes le buscan. Sus días están contados, ¡Eres una
rata más que pronto estará muerta! Y esa noticia me hará inmensamente dichoso, igual a los
militares estadounidenses del Pentágono y a los sufrientes familiares de Foley quienes han
clamado por justicia desde que este rapero asesino cortó la cabeza del reportero ante las
cámaras de ISIS.
Es una lástima que yo no vaya a estar personalmente cuando caiga abatido por los
cuchillos yihadistas o las balas inglesas, para escupir gozoso sobre su inmundo cadáver.
¡Eres una cucaracha muerta por más que quieras evadirte entre los resquicios de tu casucha
vieja en Turquía! Eso te lo aseguro Abdel.
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La Dictadura sobre las Ruinas de la Guerra
Siempre me ha llamado la atención todos los dictadores que han caído en plenitud
de su mandato y se han aferrado fuertemente a sus sillas dictatoriales, como no creyendo lo
que les ha pasado. La historia está llena de esos ejemplos. En épocas modernas, desde
Benito Mussolini hasta Muammar el-Gaddafi. Mayoritariamente los que se dicen ser
entendidos en la materia, le llaman “el erotismo del poder”; es posible que así sea; pero que
es una atracción demencial lo es, puesto que resisten solitarios, abandonados por todos,
hasta que caen prisioneros y sufren espantosas muertes. Seguimos recordando en este
renglón a Saddam Hussein y al mismo Gaddafi hace pocas fechas en Libia.
El próximo de ellos parece que será Bashar al-Assad, dictador de Siria; o mejor
dicho, dictador únicamente de su palacio y de su vida familiar; pues Siria a manera de país
soberano ya no existe, pues está sumido en una terrible guerra y tomado por la mitad por el
asesino Estado Islámico. Al-Assad está parapetado únicamente en su palacio de gobierno,
exponiendo, de paso, a su familia, a la que debería salvar si él no quiere mantenerse vivo,
según nos dejan ver sus demenciales actitudes.