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Los servicios de inteligencia británicos, que fueron los que difundieron la noticia al
periódico Daily Telegraph, de que andaban tras su captura, efectivamente están en tierras
turcas tras las pistas de dicho asesino.
No hace mucho apareció en aquel video difundido por los mismos terroristas donde
el rapero cortaba la cabeza del periodista estadounidense James Foley y que hizo que
Barack Obama anunciara los bombardeos aéreos contra ISIS, una decisión tan errática de
parte del mandatario norteamericano que ha permitido que los terroristas de Estado
Islámico (EI), en lugar de decrecer en número, esté aumentando, se haya expandido por
Libia y esté derrotando a los ejércitos de Siria e Irak con pasmosa facilidad.
Como buen seudo-artista que se dice ser, Abdel no se resistió al encanto de la fama
que dan las cámaras de filmación y fotográficas, para posar detrás de Foley con cuchillo en
mano y amenazando al Pentágono y a Obama en particular. Su voz de fuerte acento inglés,
fue el rasgo que lo descubrió a los ojos de Scotland Yard. Luego vendría lo previsible; es
decir, la deserción de este equivocado musulmán al unirse al EI: simplemente no hay alma
y mente humana que se habitúe a degollar a tantas personas a lo largo de un mes, un
trimestre o un año, como lo tienen que hacer los europeos traumados que emigran hacia
Oriente Próximo para unirse a los terroristas. Según datos fidedignos de la inteligencia
británica, en lo que transcurre del mes de julio, han desertado más de 50 jóvenes de Europa
de las filas del Estado Islámico, contando por supuesto a nuestro personaje. Todos ellos
quieren regresar a sus casas de donde partieron un día más dementes que nunca; pero serán
recibidos por la policía y los tribunales de justicia, para meterlos en prisión, sino son
alcanzados primero por el largo brazo de ISIS y asesinarlos por haber abandonado sus
hordas. Un detalle característico de los terroristas de asesinar a quienes desertan.
Y Abdel Bary (o Mohamed Emwazi, según se “rebautizó” al llegar a Siria), le
esperan ambas circunstancias: ser asesinado por sus mismos ex compañeros de ISIS o ser
atrapado por Scotland Yard, deportado hacia los Estados Unidos para que pague con la
pena de muerte o cadena perpetua, por haber degollado al periodista James Foley. Por ello
le repito, ¡Abdel, eres hombre muerto! Adicional a ello, si la policía turca decide colaborar
con los ingleses en su captura, serán tres fuerzas que le estarán buscando.
En toda esta macabra historia del Estado Islámico, se nota la impericia de estos
terroristas, quienes ordenan a los europeos que se les han sumado, a conducir coches-
bomba, se suiciden contra los enemigos, cortar cabezas a diario, quemar a personas vivas o
ahogarlas en jaulas en ríos cercanos. La impericia se fundamenta en que los muchachos
llegados de Europa no van convencidos al suicidio y quienes quedan vivos, al ver aquellas
muertes sin sentido, se desencantan y desertan casi de inmediato. Con tanto asesinato con
sus propias manos de prisioneros inocentes, mujeres, soldados, niños y ancianos, en las
tierras conquistadas por el EI, los yihadistas se trauman severamente y llega el momento en
que sus sonrisas sádicas al ver a sus víctimas degolladas, se transforman en miradas de
horror, pues eso no está intrísecamente en sus códigos de vida ni de respeto a la vida ajena.
Ciertamente se trata de jóvenes drogadictos, enfermos emocionales y marginados
socialmente en los países europeos; pero esos estados patológicos no les convencen para
que cometan tantos asesinatos sin razón alguna. Y es que ISIS no va a ninguna parte, no va
salir de los desiertos de Africa del Norte ni de Siria e Irak; más aún si se da el cambio que
todos esperamos en el gobierno de Washington y gana las elecciones el Partido
Republicano y, certeramente, envíe tropas de infantería a la caza de los terroristas, que es
lo que está haciendo falta para aniquilar por completo a los asesinos.