Mi libro mi vida en la prensa escrita | Page 13

Página 13 de 102 En estos días cuando los ex soldados de Saddam Hussein se han puesto de moda nuevamente con otro nombre, Daesh, Isis o Estado Islámico, no he dejado de pensar en aquel terrorista venezolano, auto-llamado Carlos, preso desde hace ya muchos años en la cárcel de La Santé, en París, Francia. Otro cobarde con mayúscula como todas estas ratas que dejan el tifus y luego se esconden, huyendo, en sus madrigueras. “Se las da de gran señor entre los demás presos; se pasea por los pasillos de la prisión ante la vista de los otros presos, dándose ínfulas de personaje legendario y de gran importancia mundial”, lo describió un periodista de la época y la verdad es que Carlos y el actual al-Bagdadi, la cabeza siniestra y asesina del Daesh, no son nada más que escoria, sustancia purulenta de un ejército, de una milicia putrefacta, según lo fueron los asesinos de Hussein. Son la hez de la especie humana, a la que hay que exterminar de la misma manera como ellos han exterminado a tantas personas buenas… sin piedad, sin inflexión ni reflexión y sin indulgencia alguna. ¡Descanse en paz el pasaje ruso del Airbus A-321, esas personas nobles e inocentes que han subido ante Dios, aunque haya sido súbito y demasiado pronto!