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–que para nada sirven, dicho sea de paso, y de donde saldrían libres indubitablemente esos
mismos criminales-; estas decisiones “a la rusa”, nos invitan a seguir con mayor detalle la
guerra contra el cobarde Daesh o mal llamado Estado Islámico, por parte de estos soldados
rusos que son diferentes, según hemos detallado.
No fue un misil tierra-aire de esos que se portan en valijas ejecutivas, muy al estilo
James Bond, lo que hizo explotar al Airbus, porque era inalcanzable al encontrarse en
altitudes muy elevadas; y tampoco se trató de una falla mecánica, muy a pesar de las
afirmaciones y vuelta a afirmar de parte de la esposa del copiloto del avión. Es evidente
entonces que le pusieron un artefacto explosivo al aparato, estando en el aeropuerto egipcio
y lo hicieron explotar, ya fuera por control remoto desde tierra o por medio del famoso reloj
que se programa también con antelación. Paz a los restos de los inocentes que ahí viajaban.
Para Putin no será la problemática, porque, ya lo hemos dicho, actuará “muy a la
rusa”, con despiadada frialdad, como se deshicieron del VI Ejército del Mariscal von
Paulus en Stalingrado; sino que el lío será para los adormilados e irresponsables egipcios,
quienes han sido los propiciadores de esta clase de atentados al bajar la guardia en sus
aeropuertos a sabiendas de que el terrorismo “les respira a un costado de sus cabezas”…
cabezas mismas que el Daesh podría cortarles de continuar en su letargo peligroso. ¿Y por
qué será un problema para Egipto? Simple: porque los turistas occidentales preferirán
dirigirse a los destinos más seguros o seguros del todo; porque las divisas por concepto de
los visitantes internacionales, van a desaparecer o desaparecieron ya; y porque Alemania,
Francia, Inglaterra, la misma Rusia y España –por el momento-, han decidido suspender los
vuelos de sus compañías aéreas hacia ese país norafricano. Y como dice la vieja expresión:
“¡Qué con su pan se lo coman!” Por ineficientes y suicidas estos egipcios de hoy.
Por otro lado, el Daesh está dando sus últimos “coletazos”, la bestia está humillada
por la aviación rusa y la infantería siria, que los está barriendo del territorio sirio; y,
además, está letalmente herida. Son golpes de su cola cuando la han tirado panza arriba
contra el suelo. La reacción puesta en práctica por los cobardes del Estado Islámico, como
protagonistas de esta mala película de asesinatos monstruosos, es propia de eso… de su sed
de sangre inocente y de su terror; es decir, nunca se podría esperar de ellos que ataquen de
tú a tú a los pilotos militares rusos o a los soldados de tierra sirios; muy por el contrario…
ante tales milicias, lo que hacen es huir cobardemente (y me gusta endilgarles la palabra
“cobardía” a cada instante, porque eso es lo que son… “cobardes”). Son los mismos
soldados de paja de Saddam Hussein los que componen el grosor del Daesh en la
actualidad, los que cometieron ultrajes en Kuwait destruyendo las obras modernas y
costosas de arquitectura, los que violaron a las mujeres kuwaitíes; y los que, ante la llegada
de las tropas aliadas de occidente, tiraban sus rifles AK-47 y se hincaban ante sus enemigos
de manera cobarde, porque eso es lo que son… cobardes. Es por ello que no se podía
esperar otra cosa ante el embate ruso en Siria y atacaron al flanco más inesperado y más
sensible: a la población civil, bajando a un avión pletórico de inocentes ciudadanos rusos.
Ese es el Daesh, la cabeza de la serpiente que todos queremos aplastar sin mediciones de
ninguna especie. Y es por eso que, cuando leemos en la prensa de guerra que uno de sus
famosos yihadistas ha sido ultimado por los rusos o los sirios, nos alegramos
profundamente y no escondemos, hipócritamente, nuestra felicidad. Por cada terrorista
muerto en la tierra, hay un ángel feliz, exultante, en el Cielo. Eso es así y que venga el
mismísimo Dios y lo vea.