Mi buen asesino mibuenasesino TEASER | Page 24

24 Pau Arenós permitía ganar millones, pero sí blanquear la droga. Blanquear la nieve es una ocupación costosa. Estaba a punto de abrir la puerta del descapotable cuando Marcus salió del bar a gran velocidad, a la velocidad que un cuerpo de más de 150 kilos con zapatillas de drag queen puede alcanzar. Llegó a mi lado resoplando como un tren de vapor. La distancia era apenas de 20 metros. Estaba congestionado. Al hablar, pitó como una cafetera. La cicatriz en el ojo brillaba como una estalactita. La montaña de carne puso una mano sobre el capó. Tendría que pasar una bayeta para quitar la grasa. —César… César. Estuvo unos segundos jadeando, recuperándose. De haberle encargado subir tres pisos, lo habría matado. —César quiere, quiere que… cuando mates al tipo ese… de la… ginebra… Pitaba, bufaba, aquello no era normal ni siquiera en un obeso de 150 kilos. A este le pasaba algo más. La coca le había carco- mido el corazón de diplodocus. Pudo al fin soltar el mensaje. —César quiere que… le tires por encima… una botella de Pure Gold y le pegues… fuego. Qué poco había durado la emoción maternal. Distraído con doña Dorotea descuidó encargar el número final. Llamas para dar más visibilidad al mensaje. Marcus se recostó completamente sobre el capó. La camiseta blanca sin mangas era un trapo sudado. Fuck Odessa estaba rodeada de gotas, una corona de sal. Una bayeta no sería sufi- ciente para eliminar la grasa corporal. Tendría que pasar por el lavacoches. —Tú −señaló al operario del toro−, tráeme… una botella de whisky. —Si abollas el coche tendré que pasarte la factura del planchista.