necesidades y expectativas de recreación del turista. Posteriormente, y desde una perspectiva similar, es decir, con orientación hacia el turista, Mill y Morrison (1985; 1988) proponen un modelo de sistema que incluye como elementos al mercadeo, la demanda, el viaje y el destino.
Para los autores, el sistema turístico es una manera de superar la visión del turismo como una “industria”, donde una acción consciente sobre los subsistemas “mercadeo” y “destino” pueden aumentar las posibilidades de que la demanda tome una decisión acerca de su viaje.
Roberto Boullón ha trabajado desde 1978 en la definición de un modelo con enfoque de planificación físico-territorial, donde el sistema turístico “se inicia en el encuentro de la oferta con la demanda a través de un proceso de venta del producto turístico, que junto con la infraestructura forman la estructura de producción del sector” (Boullón, 2006: 32). El modelo describe la función de cada una de las partes, así como las interrelaciones entre ellas que convergen al funcionamiento del sistema total.
También la Organización Mundial de Turismo (1988: 45) reconoce que la naturaleza de la actividad turística es el resultado de interrelaciones entre diferentes factores que hay que considerar desde una óptica sistémica y propone un modelo de mercado con cuatro elementos: la oferta, la demanda, el espacio geográfico y los operadores.
El funcionamiento se explica partiendo del espacio geográfico que es el lugar de encuentro de la demanda y la oferta, encuentro facilitado por los operadores considerados como promotores del turismo. En el espacio geográfico se sitúa además la población residente, que en realidad no es considerada un elemento turístico. Con una fundamentación teórica más estructurada.