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su teoría, el aprendizaje subordinado es más fácil que el aprendizaje
supraordinado. Además, cada nuevo contenido conceptual debería apoyarse y relacionarse explícitamente en los contenidos anteriores.
La organización explícita de los contenidos en forma de una estructura
jerárquica es necesaria para evitar la disgregación de los contenidos, su
mera acumulación en forma de compartimientos estancos. Esta necesidad de conectar unos contenidos con otros afecta no sólo a la estructura
general del currículo sino a la propia organización de las actividades de
enseñanza.
MANUAL DE ESTRATEGIAS DE ENSÑEANZA / APRENDIZAJE
Actividades de enseñanza y evaluación
Para que una explicación o exposición, ya sea oral o escrita, resulte eficaz, es preciso, según AUSUBEL, que establezca de modo explícito relaciones entre la nueva información que va a presentarse y ciertos conocimientos que ya estén presentes en la estructura conceptual del alumno.
De hecho, al explicar los procesos del aprendizaje significativo, la comprensión implica para AUSUBEL una asimilación de la nueva información
a ciertas ideas inclusoras presentes en la mente del alumno.
Cuando no existan esas ideas inclusoras o su activación directa resulte
improbable, es preciso recurrir a un organizador previo, lo que suele constituir la primera fase en una secuencia de enseñanza basada en la teoría
de AUSUBEL (ver secuencia).
Ese organizador previo, que antecede al material de aprendizaje propiamente dicho, tiene por función «tender un puente cognitivo entre lo que el
alumno ya sabe y lo que necesita saber antes de aprender
significativamente la tarea en cuestión»
Es preciso además, siguiendo el principio de diferenciación progresiva
antes establecido, que los organizadores previos tengan un nivel de generalidad mayor que las ideas cuyo aprendizaje pretenden introducir.
Como refleja la Tabla, la propia presentación del organizador implica a su
vez varios pasos y debe conducir a una segunda fase en la que se presente el material de aprendizaje en sí, es decir el contenido conceptual
de la actividad de enseñanza. Aunque pueden utilizarse muy diferentes
recursos para la presentación de ese material (lecturas, discusiones, experiencias, exposiciones, etc.), en todo caso su organización ha de ser
siempre explícita, debiendo el profesor dirigir y guiar la atención de los
alumnos de forma que capten esa organización. El recurso más usual
para lograr esa explicitación es la explicación por parte del profesor, que
en todo caso deberá completarse con una tercera fase, en la que se re-