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Supuestos y metas de la educación científica
La meta esencial de la educación científica desde esta posición es transmitir a los alumnos la estructura conceptual de las disciplinas científicas, que es lo que constituye el «significado lógico» de las mismas: «Cualquier currículo de ciencias digno de tal nombre debe ocuparse de la presentación sistemática de un cuerpo organizado de conocimientos como
un fin explícito en sí mismo» (AUSUBEL, NOVAK y HANESIAN, 1978,). De
esta manera, el resto de los contenidos del currículo de ciencias, tales
como las actitudes y los procedimientos, que relegados a un segundo
plano. Lo importante es que los alumnos acaben por partir los significados de la ciencia. Este énfasis en un conocimiento externo al alumno,
que éste debe recibir con la mayor precisión posible, se complementa
con asunción de que los alumnos poseen una lógica propia de la que es
preciso partir, expresada en la más conocida máxima Ausubeliana: «si
tuviese que reducir toda la sicología educativa a un solo principio, enunciaría éste: el factor más importante influye en el aprendizaje es lo que el
alumno ya sabe. Averígüese esto y enseñese en consecuencia» (AUSUBEL,
NOVAK Y HANESIAN, 1978 ).
Criterios para seleccionar y organizar los contenidos
Si la meta de la educación científica es trasladar a los alumnos esos «cuerpos organizados de conocimiento» que constituyen las disciplinas científicas, el criterio básico para organizar y secuenciar los contenidos del
currículo de ciencias debe ser la propia estructura conceptual de esas
disciplinas. AUSUBEL considera además que tanto el conocimiento disciplinar como su aprendizaje están estructurados de acuerdo a un principio de diferenciación progresiva que debe el que rija la organización del
currículo.
Según este principio, «la organización, del contenido de un material en
particular en la mente de un individuo consiste en una estructura jerárquica en la que las ideas más inclusivas ocupan el ápice e incluyen las
proposiciones, conceptos y datos fácticos progresivamente menos
inclusivos y más finamente diferenciados» (AUSUBEL, NOVAK y
HANESIAN, 1978). En suma, el curr