nacional y de conciencia política, el despliegue de sociopatías, la lucha de
clases, el racismo biologisista, el nihilismo, la anarquía, la predisposición a todo
tipo de entropía, enfermedad, hipocondría, la drogadicción legal e ilegal, el
hedonismo incontinente, en fin, la muerte en el lindero del ser nada y seguir un
camino de dolor para llegar a ningún lado, abismo ontológico, nulidad
axiológica. “Del polvo fuiste tomado y al polvo volverás.”
En este contexto metafísico, absolutamente subjetivo, accionar el recuerdo
ancestral, único repositorio de los valores-símbolos, ya que como bien dice Don
Salvador Borrego Escalante, “los valores no son bienes materiales, sino
potencias metafísicas capaces de encausar todas las realidades tangibles”; y
que difundidos mediante estrategias comunicacionales de largo aliento en pos
de hallar a los individuos que canalicen mejor estas significaciones, reflejaría
una manifestación en concreto, que causaría un impacto social
desproporcionado, más grande que una revolución, pues INSPIRARÍA en el
gregario la necesidad del IMPERIO, de “Imperium”, imperar, dominar, mandar;
¿Dónde?, pues en nuestros sujetos psicológicos, nuestro animismo
descarriado, y conducirnos a la excelencia humana, destrozando
significativamente la propaganda del sistema y su cultura anti-imperialista, de
tolerancia pasiva, servil, de los pobres de espíritu, del rebaño teledirigido,
siempre temeroso e impotente.
Como LOS VERDADEROS IMPERIOS están en el pasado, debemos regresar,
en un viaje interior, a ese pasado, en búsqueda de los símbolos capaces de
neutralizar toda esta frustración nacional promovida por la globalización,
tendencia sinárquica (de Sinarquía, gobierno sin mérito, sin ariete, sin arista,
sin aristocracia).
Debemos afirmar que un verdadero padre no pone alimañas en medio de sus
hijos como juguetes educativos, ya que estos podrían morir. Y que un
verdadero Pater, de ahí nuestros cognatos castellanos Patria, Patriota, es
metaético, es decir, un hombre o mujer que IMPERA sobre sus ámbitos
psicológicos, y que por lo mismo tiene la capacidad de anteponer su POLIS, su
Nación, a su persona, del griego “personae”, que quiere decir “a través de lo
que pasa el sonido”, o máscara, sinonimia de “alter ego”, lo que se cree que es,
pero no se es, es decir la estructura psicológica racional y emocional.
Así que todos esos “socialistas” comunistoides, fagocitados por la propaganda
de la cuarta internacional y el paradigma revolucionario, pueden ir a contarle a
su abuelita que “anteponen el bien común a sus intereses personales”; pues
están hablando sin real significación, mintiéndose a ellos mismos, y a toda su
comunidad.
6. La Caballería, símbolo fundamental de transformación.
Vamos a considerar este acápite a la manera junguiana y su obra cardinal:
“Símbolos de Transformación”.
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