Como afirmamos al explicar la estructura de la psique colectiva, “es el mundo
cultural, donde se expresan los paradigmas relevantes que hacen a la
conciencia del sujeto colectivo. Podemos llamarlo el mundo de las culturas
exteriores que están en distintos niveles de entelequialidad. Es la realidad
habitual de un sujeto colectivo. Como estructura multidimensional opera como
Aspecto Conciencia Tiempo”.
Volvamos al sujeto individual, si la personalidad de un individuo reprime gran
parte de los contenidos in-con-scientes, el resultado será escasa con-ciencia. Y
si esta conciencia no ha tornado consientes vínculos significativos traumáticos
que hacen a conductas viciosas, las psicopatías resultantes delinearán y
determinarán el acto moral: rencor, atavismo, chauvinismo, hipocresía,
maledicencia, mitomanía, jactancia, soberbia, etc.; Una visión macro, nos
permitirá constatar que un gregario con manifestaciones psicológicas comunes,
generara una cultura o esfera de luz colectiva con rasgos generalizados.
Veamos: en líneas generales todo el mundo occidental comparte una cultura
semejante. Los estándares de globalización del comercio, la economía, la
política y la moral, son ahora más o menos comunes en occidente. Y ya hemos
hablado en otros capítulos, del problema que representa la cultura
“democrática” a la hora de reintegrar, no solo al casi disuelto Estado Nacional,
sino también al individuo que es parte del mismo. Esta corriente comercial
globalizadora que engulle indefectiblemente a todo el planeta, marca las pautas
CULTURALES, a las cuales debe ceñirse todo sujeto colectivo, y organismos
multilaterales como la ONU, la OMC y sus filiales, la banca internacional, y una
élite plutócrata de 6000 individuos, manejan las variables psicosociales a través
de gigantescas corporaciones comerciales y mediáticas. Resaltemos que la
cultura esta referida al gregarismo. Imaginemos un cardumen de peces, todos
responden como un sujeto colectivo.
Ante este panorama tan desalentador, es prioritario desarrollar estrategias
encaminadas a neutralizar los efectos diluyentes de la corriente sistémica tan
orientada hacía un materialismo abyecto. Y para esto debemos recurrir al
arsenal simbólico y afectar el inconsciente del sujeto colectivo en primera
instancia.
El repositorio más grande de símbolos es, justamente, el inconsciente
colectivo, porqué así como los símbolos de la esfera de sombra del sujeto
individual se transmiten hereditariamente, hecho que ha permitido a la moderna
psicología reconocer la facultad de anamnesia, el inconsciente colectivo es la
base de datos, el supercontinente memórico de contenidos mnémicos, de un
colectivo social, es decir, de un sujeto microcósmico; se denomina más
propiamente potencia racial.
Por lo tanto, se puede promover una estrategia psicosocial de alcance colectivo
que remueva desde lo más profundo de la esfera de sombra o inconsciente, los
símbolos “olvidados”, “relegados”, por la cultura y su moral teleológica, finalista,
que conduce a las sociedades hacia la disolución, el consumismo, la negación,
el materialismo, el conformismo, la corrupción moral, la cultura del Ícono, el
éxito mundano, el apetito de bienes materiales, la deserción a través del
universo, la debilidad física y mental, la inercia volitiva, la falta de identidad
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