metafísico que esta simbolizado por lo “nación” como cognato, es decir, el
principio generador de toda increación, y por eso mismo, principio de
originación.
Lo “nación” debe comprenderse como verbo, como una especie de facultad de
“autogeneración” de entidades originales, lo “nación” es concepción original y
fundamento de toda estructura aglutinadora de sujetos individuales
organizados políticamente; es decir, es fundamento de un Estado. Sólo puede
haber “Estado” si hay vinculación con el principio generador, de otra manera no
hay “Estado”, sólo ilusión de ser y estar.
Dicho de otra manera, no hay posibilidad de existencia fuera de un “Estado”, y
no hay “Estado” sin principio de generación y acto de nación. Es decir, Nación
es el acto de un colectivo orientado hacía la más elevada trascendencia u
ORIGEN, y por eso mismo sólo puede producir ORIGINALIDAD.
Bien que se mire, eso es una “Nación”, un principio generador de originalidad,
una puerta abierta a la posibilidad pura de la infinitud como única magnitud
extrapsicológica afincada en la voluntad de ser, de vivir, de concretar. Esa
principalidad, principio generador, deviene en un “principe”, es decir un primero,
generado por el atributo virginal, de ahí proviene la veneración del principio
“cristológico”, pues la gema reluciente es símbolo de ese valor sobrehumano
que hace del niño tan sólo una parte del símbolo Virginal.
Entre los antiguos nórdicos, esta facultad de emanación que abarca toda la
originalidad posible, se conoce con el nombre de “Runa”, sin embargo como
soporte existencial y centro metafísico es llamado “Vrill” o “Vruna”.
Vamos a realizar una afirmación: la contraparte arquetípica de ese principio
generador que abarca toda posibilidad, toda verdad, toda concepción inherente
a un sujeto colectivo, es lo “nación”, siendo soporte semiológico de toda
manifestación política que exalte el concepto de raza. Aquí nos referimos a
todas aquellas tendencias, doctrinas, filosofías, que hacen a toda doctrina
nacionalista.
Ahora, entendemos por raza a aquella forma continente que es capaz de
contener la posibilidad pura, de originación, que caracteriza a un sujeto
colectivo.
Por eso sólo ES aquello que nace y sólo nace aquello que emana de lo
“Nación”; comparemos el proceso de generación al proceso artístico, es el
mismo principio ya que el arte es producto de una generación, un contenido
original contenido en el inconsciente colectivo o sangre astral de un sujeto
colectivo que comparte ese continente llamado raza, y que engloba todas las
posibilidades de ese colectivo y es canalizado por el individuo idóneo, capaz de
aprender y expresar esas variables de lo posible concretándolas en sentidos.
Esa posibilidad que puede alcanzar un sujeto colectivo deberá ser canalizada
por técnicas de control psicosocial. En este contexto diremos que referir toda
potencia hacía el centro de cardinalidad o principio generador constituiría
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