Un matriarcado avalado en la heráldica natural de la hembra, con cientos de
divinidades femeninas, así como un matriarcado real en la más alta esfera de la
vida social: la corte. Tal vez por ello eran metaéticos y se sumergían sin
miramientos en los rincones más profundos del inconsciente en busca de ese
VALOR.
Por eso los pueblos del pacto de sangre fundaron IMPERIOS, y los pueblos
acólitos del pacto cultural, CULTURAS. Otra de las consecuencias de este
dualismo socio-político de los pueblos antiguos fue la pugna entre las castas
guerreras, propias del pacto de sangre, y las castas sacerdotales, propias del
pacto cultural, por la supremacía del poder y el derecho legítimo de dirigir a las
colectividades humanas. Diremos que esta disputa dura hasta nuestros días y
tiene múltiples referentes históricos.
Todo este drama esta encuadrado dentro de los ¿6000? años que abarca la
historia oficial, pero no olvidemos que hay vestigios antidiluvianos que nos
retrotraen hasta 15.000 o 20.000 años de antigüedad, y los restos
arqueológicos de Tiwanacu y Sumer 6 son testigos silentes de un pasado
remotísimo que tenemos el deber de recuperar.
2. La Cultura y el Hombre Moderno.
Para comenzar diremos que el hombre moderno ha dejado de lado toda
ponderación meta-física de su realidad para adherirse completamente al pacto
cultural. Es decir, aceptar el mundo tal y como se le presenta, o se lo presenta
la información mediática, tan difundida y diversificada en nuestros días. Así,
siempre confía su formación cultural a terceros: canales de televisión, revistas
periódicos, Web, etc.
La cultura, ese convencionalismo de significados de aceptación generalizada,
se ha convertido en su único referente axiológico y ontológico. Sumido en su
daltonismo gnoseológico que le impone esa sensación de un tiempo falsificado
en su esfera cognitiva y sensible, EL HOMBRE OCCIDENTAL HA SIDO
AMPUTADO
DE
SU
VECTOR
DE
BÚSQUEDA
EXISTENCIAL
TRASCENDENTE POR UNA INVERSIÓN DE BÚSQUEDA CULTURAL
INMANENTE.
La visión cultural de la historia rebaja o amplifica los significados,
distorsionándolos en pos de un análisis racionalista que por lo mismo deja a un
lado el SENTIDO, es decir, el fundamento del hecho cultural y el registro
histórico.
El racionalismo descompone los elementos sistémicos para tratar de
comprenderlos, sin embargo la actualidad involucra lo irracional, y desde ahí la
razón es insuficiente para traducir los significados de sent ido que son propios
6
La obra de Arthur Posnansky “Tiwanácu, La Cuna del Hombre Americano” ofrece innumerables
pruebas de la colosal antigüedad de Tiwanácu.
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