una especie de aislación, y así evitar la fagocitación psíquica por ese monstruo
gigantesco que se ha venido a denominar mundo democrático globalizado,
supermercado de proporciones planetarias, que pretende absorberlo a fin de
que pague su diezmo psicológico, el tributo de dolor que requiere para
entelequializarse definitivamente.
Esta estrategia debe concentrarse en los propios ámbitos psicológicos, a fin de
conseguir el dominio absoluto del animismo y someterlo bajo el control del
rasgo diferencial, el Yo volitivo. Vamos a explicarlo paso a paso, dando las
pautas generales, ya que el individuo meta-ético es único, y por lo tanto deberá
desarrollar su propia estrategia en el ámbito de su realidad existencial.
El primer paso consiste en DESPERTAR, asumiendo un constante ESTADO
DE ALERTA. La mejor forma de inducir esta idea es usando la imaginación.
Estamos en un campo de batalla, donde dormirse, distraerse, significa morir.
Los sentidos deben desarrollarse al máximo con la ayuda de la desesperación
propia de los combatientes, y su voluntad para soportar situaciones extremas.
Es decir, sin el DRAMATISMO INTENSO DE LA PROPIA SITUACIÓN, jamás
se logrará un ESTADO MAYOR, requisito esencial para desplegar una
estrategia. Cuando hablamos de Estado Mayor, nos referimos a un estado
alterado de conciencia, necesario para VER LAS COSAS DE OTRA FORMA.
Lo primero que debemos notar es que el enemigo esta atrincherado en
nuestras propias posiciones. Es decir, la corrupción está en casa, bueno, la que
era nuestra casa, pues como primera misión operativa, debemos recuperar
nuestras antiguas posiciones de manos del enemigo. Cuando empezamos la
batalla por nosotros mismos, y tratamos de imponernos sobre el animismo
descarriado, estamos asumiendo una estrategia bien encaminada, que
desemboca en el objetivo general de la operación: LA OPOSICIÓN
ESTRATÉGICA.
En principio, la oposición estratégica fue concebida como una estrategia
colectiva, sin embargo no es funcional si primero no se desarrolla en los
ámbitos psicológicos del sujeto. Es una guerra psicológica contra las esferas
psicológicas colectivas que priman en nuestro mundo psicológico.
Esta parte del operativo es vital, ya que para concretar los objetivos de esta
oposición debemos asimilar y utilizar el PRINCIPIO DE AISLACIÓN DEL YO.
Por eso debemos comenzar en casa, ya que solo el propio sujeto puede
aislarse a sí mismo. A lo largo de este tratado hemos dado las claves
simbólicas que operan en niveles inconscientes, y por ello nos hemos ocupado
de hablar del hombre antiguo y su tendencia a construir CIUDADES
AMURALLADAS. Es decir, el principio de aislación va de la mano con un
principio muy importante, el de la MURALLA SAGRADA. Por ejemplo, para un
nacionalista, la muralla sagrada es la frontera que encierra a su país, para un
padre de familia, el lindero de su propiedad, para un sujeto individual será el
mneuma, su espiritualidad, dicho de otra manera, su fuerza de voluntad.
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