lo emocional. Ahora bien, es posible encontrar un tipo intermedio, es decir,
donde el predominio de lo racional y emocional sea equilibrado, primando uno y
otro indistintamente. De todas maneras estos tipos solo sirven para el análisis
científico, y la funcionalidad epistemológica, siendo difícil encuadrar las
personas “reales” a los tipos.
Diremos que la tipología de Jüng es válida para nosotros, ya que el tipo
introvertido-sentimental pertenece al Tipo Irracional o Sacralizante que tiene su
razón de ser solo dentro de una cultura del Ícono. Y el tipo extrovertido-
reflexivo pertenece al Tipo Lúdico, que tiene su razón de ser solo dentro de una
cultura lúdica.
El TIPO IRRACIONAL O SACRALIZANTE aglutina a los más elevados
exponentes de la ética-psicológica. Es un tipo muy superior al lúdico, pues el
sentimiento que manifiestan es cualitativamente una función superior, dicho de
otra manera, emoción sublimada. A este tipo pertenecen los teleólogos
rigurosos: filósofos, dogmáticos, epistemólogos, empiristas, cientificistas,
teólogos, metódicos, positivistas, existencialistas, fatalistas, ideólogos,
intelectuales, profesionales de tiempo completo como médicos, funcionarios
públicos, banqueros internacionales y militares; y en lo escatológico, gurues,
ascetas, profetas, hombres del destino, psiconautas, avatares, sacerdotes,
fanáticos religiosos, “pastores”, abelitas, etc.; Hagamos ahora una descripción
funcional del tipo. Un evangelista y un marxista, pertenecen al tipo irracional
sacralizante, uno inca su rodilla ante Jesús, el otro ante la materia, ambos son
su “dios”, y como afirmamos al ver el despliegue del símbolo emergente ante la
conciencia, son impotentes volitivamente a la hora de contrarrestar la
fagocitacion del símbolo sagrado en su despliegue entelequial, alimentándose
de la propia energía psíquica del sujeto.
El sujeto irracional sacralizante es intolerante cuando se trata de imponer sus
paradigmas culturales, y en el caso de sujetos completamente fagocitados por
el arquetipo psicoideo, símbolo sagrado, Ícono cultural, ente paradigmático, se
torna él mismo en símbolo. Este tipo se desarrolla en la CULTURA DEL
ÍCONO; Por ejemplo, el “profesional eficiente”, fagocitado por el arquetipo,
Ícono, modelo paradigmático perfecto de su profesión, es un sujeto
completamente dedicado a su actividad profesional, resultándole muy difícil
expurgar su propia dependencia psíquica al trabajo, desarrollando una manía
que será la causante de serios trastornos psicológicos como el “estrés” y el
soumenage. Un sacerdote, por ejemplo, sufrirá de serias disfunciones
sexuales, una monja de dolor de ovarios, todo por la continencia ascética que
se exigen a sí mismos para acceder a la plenitud metafísica del símbolo
sagrado que los fagocita; un revolucionario, se sacrificara por la revolución y el
comandante Castro, hasta se inmolara por la “justicia social”; el “huelguista de
hambre” asumirá la medida hasta las últimas consecuencias. Es decir,
llamamos a este tipo IRRACIONAL SACRALIZANTE POR QUE SU ACTITUD
ES CONDUCENTE AL SACRIFICIO DOLOROSO LLEVADO POR UNA FÉ, LA
CREENCIA IRRACIONAL EN UN SÍMBOLO, ENTE, ARQUETIPO, ÍCONO,
PARADIGMA, O LO QUE SEA. En el caso del fanático laboral, la reputación, o
un estilo de vida burguesa, en el caso de fanático religioso, sentarse a la
derecha del “Padre” para juzgar a los vivos y a los muertos, en el caso del
- 115 -