ininterrumpido de todas los contextos, sin posibilidad de extravío, pero la
inteligencia se sujeta necesariamente al rasgo diferencial por excelencia, LA
FUERZA VOLITIVA DE DICHO INDIVIDUO, que lo hace converger ante la
posibilidad abarcante de varios contextos, contenidos y lenguajes, sin mayores
dificultades. En mitología ancestral, esta virtud era ponderada como el hilo de
Ariadna, que permite a Teseo salir del laberinto sin perderse. Admirable
capacidad conceptual analógica del hombre antiguo, que explica la existencia
de las inteligencias múltiples, milenios antes de la semiología aplicada de
Gadner.
Detengámonos en la afirmación que hacemos sobre la fuerza volitiva como
disparador de esa grandiosa facultad que posee el ser humano capaz de
concentrar, aglutinar, su energía psíquica en pos de una posibilidad. Ya lo
dijimos: “La re-versión vectorial implica la pérdida del centro metafísico, sin el
cual, la dispersión de la energía es inevitable.” Es decir, sin conciencia
abarcante, no es posible ser conciente de este potencial, y sin este potencial,
no es posible individuarse. Y lo más importante, no es posible ser conciente de
lo abarcante sin robustez volitiva.
La individuación requiere de gran concentración de energía psíquica
desplegada hacia la reflexión intuitiva de sí mismo. Es decir, cognocernos,
para cognocer el universo.
Solo el desarrollo de la INTUICIÓN SIMBÓLICA REFLEXIVA, es lo
suficientemente abarcante para trascender gnoseológicamente los rangos
psicológicos.
Solo la fuerza de voluntad es capaz de concentrar las energías psíquicas en
pos de una posibilidad pura, es decir, INFINITA. Y esa es la verdadera
escencia CRISTICA de la mitología pagana, secularizada posteriormente por el
catolicismo, pese a la influencia de la simbología judaica tardía, que confunde
la posibilidad pura, con el fatalismo existencial.
Aquí podemos apreciar la riqueza polisémica de los mitos ancestrales desde
una perspectiva eminentemente psicológica. INTUICIÓN, REFLEXIÓN Y
VOLUNTAD, he aquí la tríada significativa y conducente hacia la meta-ética.
Lo egoico es volición pura, autónoma de cualquier rango psicológico. Y al
contrario de algunas posturas positivistas inherentes al psicologismo freudiano,
esta variable no es susceptible de medición formal ni material. Y ahora vamos a
ver el por qué de esta afirmación esgrimiendo varias pautas fundamentales.
6. La Fuerza Volitiva, el rasgo diferencial.
Lo anímico, es decir, las estructuras psicológicas son un sistema autónomo,
que despliega un proceso determinado por la legalidad inherente a su
funcionalidad en este plano material energético. Solo necesita de trayectos
marcados por símbolos, que por eso mismo se llaman conducentes. Ya vimos
como se despliegan estos símbolos sagrados en el inconsciente, y su
emergencia en la esfera de sentido, nuestra realidad habitual o estado de
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