caudillos, imagínese lo que podría lograr una élite DESPIERTA facultada para
concebir y aplicar estrategias psicosociales que posibiliten una individuación
del sujeto colectivo.
Las posibilidades que se nos abren como colectivo social, en este sentido, son
infinitas, correspondiendo a la capacidad infinita abarcante que se lograría con
un proceso de individuación concreto de individuos.
Un sujeto individuado capitaliza su energía psíquica concentrándola, al
contrario de lo que sucede con el hombre y la mujer occidental de nuestros
días, que dispersa esta energía sosteniendo a cualquiera de las entidades
culturales y sistémicas.
Profundicemos en este contexto analizando la relación entre la energía
psíquica y la facultad de recuperación de rangos metacognitivos.
5. Energía Psíquica e Inteligencias Múltiples.
Como introducción a este importantísimo acápite, recordemos lo que decíamos
de la energía psíquica: “la energía, aunque no la podamos ver y palpar de
forma concreta, es materia, y aunque sutil, etérea, es reconocible; ese es el
postulado de la moderna psicología. Así que llevemos al plano topológico de la
legalidad universal de la energía, lo que en la moderna ciencia de la Psicología
se ha venido a denominar la líbido; Es decir, la energía psíquica es igual a la
potencia por el tiempo trascendente; (Ep W Tt)”.
Como la psique es energía, al dispersarla con la actitud postora de sentido en
la multiplicidad de entidades y argumentos dramáticos que las conforman, el
hombre moderno dispersa la energía. Es importante notar que solo un reducido
porcentaje de individuos tienen capacidad de inversión de vectores de sentido.
Esto se da preponderantemente en sujetos que concentran el sentido en
actividades cardinales; Tomemos como ejemplos al artista, científico,
epistemólogo, filósofo, sacerdote, politólogo, ministro, juez, en fin, cualquier
función religada con una actitud sacralizante, apasionada.
Imaginemos que la mente de un sujeto disperso por su actitud postora de
sentido es análoga a un erizo, donde cada púa es un vector re-vertido de
sentido que se “orienta” de adentro hacía afuera del centro del sí mismo. Esta
“orientación” es pues inversa, por eso entrecomillamos la palabra, pues más
bien, esta re-versión provoca desorientación por estar referida a muchos
puntos.
Ya lo dijimos anteriormente, y lo repetimos: La confusión es el estado
existencial del hombre y la mujer modernos, esta CONFUSIÓN SIGNIFICA
DESORIENTACIÓN.
La re-versión vectorial de sentido implica la pérdida del centro metafísico, sin el
cual, la dispersión de la energía es inevitable. Diremos que este estado
produce la colectivización, o falta de individuación, y por tanto, la
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