your passion
EJERCÍTATE PARA SER SANA, NO FLACA.
ALIMÉNTATE PARA NUTRIR TU CUERPO
Y SIEMPRE IGNORA
LOS COMENTARIOS DESTRUCTIVOS Y ABUSIVOS ACERCA DE LOS CUERPOS
"IMPEREFECTOS"
Las alteraciones en los niveles de glucosa (índice glucémico) se deben al concurso de los glúcidos que contienen los alimentos y su degradación hormonal (fundamentalmente por la acción de la insulina). Cuando ingerimos alimentos con un alto contenido glucídico (dulces, hidratos de carbono refinados, etc.), la insulina se dispara e intenta eliminar todo vestigio de la sangre. La que no puede extraer, se acumula en forma de grasa y nos hace engordar.
Al cabo de dos o tres horas, ya no tenemos glucosa en nuestra sangre y sentimos de nuevo hambre. Esta bajada nos infunde el deseo de comer de nuevo, especialmente dulces, y vuelve a empezar el proceso. Poco a poco vamos acumulando grasa y, con ello, quilos.
No es un proceso sencillo porque intervienen varias glándulas y sustancias que deben mantener un equilibrio adecuado. Lo que sí es cierto y común es que los alimentos se transforman en nutrientes y su composición influye en el proceso de degradación y posterior acumulación de grasa en nuestro cuerpo.
Cuando haces dieta, tu estrés aumenta porque sabes que no puedes comer ciertos alimentos y el mecanismo se dispara. Esta actitud provoca que sientas más hambre de la que tienes realmente y te apetezca todo lo que no puedes comer. Es un círculo que debes romper para lograr adelgazar. Consulta a tu médico o a un especialista en dietética y nutrición.
Para esos momentos en los que te puede el deseo, puedes comer una onza de chocolate negro, unos snacks vegetales, un puñado de frutos secos, un yogur de soja con fruta, etc. que te ayuden a combatir esa necesidad. No te plantees que la dieta es para siempre y date algún capricho el fin de semana. Al contrario de lo que piensas, te sentará bien y te ayudará a hacerla mejor durante la semana. Elige una pizza vegetal, marisco o un postre que te apetezca y reduzca tu ansiedad.
Al cabo de dos o tres horas, ya no tenemos glucosa en nuestra sangre y sentimos de nuevo hambre. Esta bajada nos infunde el deseo de comer de nuevo, especialmente dulces, y vuelve a empezar el proceso. Poco a poco vamos acumulando grasa y, con ello, quilos.
No es un proceso sencillo porque intervienen varias glándulas y sustancias que deben mantener un equilibrio adecuado. Lo que sí es cierto y común es que los alimentos se transforman en nutrientes y su composición influye en el proceso de degradación y posterior acumulación de grasa en nuestro cuerpo.
Cuando haces dieta, tu estrés aumenta porque sabes que no puedes comer ciertos alimentos y el mecanismo se dispara. Esta actitud provoca que sientas más hambre de la que tienes realmente y te apetezca todo lo que no puedes comer. Es un círculo que debes romper para lograr adelgazar. Consulta a tu médico o a un especialista en dietética y nutrición.