Matemática divertida y curiosa
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Malba Tahan
aún a aquél que menos apego tuviese a los lucros materiales de la vida. ¡El joven
brahmán, que habría podido obtener del rey un palacio o una provincia se
contentaba con algunos granos de trigo!
- ¡Insensato!, exclamó el rey. ¿Dónde aprendiste tanto desamor a la fortuna? la
recompensa que me pides es ridícula. Bien sabes que en un puñado de trigo hay un
número incontable de granos. Debes comprender por lo tanto que con dos o tres
medidas de trigo, yo te pagaré holgadamente de acuerdo a su pedido, por los 64
escaques del tablero. Es cierto pues, que pretende es una recompensa que mal
llegará a distraer el hambre del último paria 57 de mi reino, por algunos días. El fin,
visto que mi palabra fue dada voy a dar las órdenes para que se haga el pago
inmediatamente conforme a su deseo.
Mandó el rey a llamar los calculistas más hábiles de la corte y les ordenó que
calculasen la porción de trigo que Sessa pretendía.
Los sabios matemáticos, al cabo de algunas horas de profundos estudios, volvieron
al salón para hacer conocer al rey el resultado completo de sus cálculos.
Preguntóles el rey, interrumpiendo el juego:
- ¿Con cuántos granos de trigo podré cumplir, finalmente, con la promesa hecha al
joven Sessa?
- Rey magnánimo, declaró el más sabio de los geómetras: calculamos el número de
granos de trigo que constituirá la recompensa elegida por Sessa, y obtuvimos un
número cuya magnitud es inconcebible para la imaginación humana.
Hallamos en seguida, y con la mayor exactitud, a cuántos sacos correspondería ese
número total de granos, y llegamos a la siguiente conclusión: la cantidad de trigo
que debe entregarse a Lahur Sessa equivale a una montaña que teniendo por base
la ciudad de Taligana, fuese 100 veces más alta que el Himalaya. La India entera,
sembrados todos sus campos, y destruidas todas sus ciudades, no produciría en un
siglo la cantidad de trigo que, por vuestra promesa, debe entregarse al joven Sessa.
¿Cómo describir aquí la sorpresa y el asombro que esas palabras causaron al rey
Iadava y a sus dignos visires? El soberano hindú se veía, por primera vez, en la
imposibilidad de cumplir una promesa.
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Habitante de la India, de ínfima condición social, fuera del sistema de las castas.
Traducción de Patricio Barros
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Preparado por Patricio Barros