MATEMATICAS Matematica divertida y curiosa - Malba Tahan | Page 91

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- ¡ Rey poderoso!, exclamó el joven. Nada deseo por el presente que hoy el traje, otra recompensa, más allá de la satisfacción de haber proporcionado al señor de Taligana un pasatiempo agradable y que le viene a aligerar las largas horas de tristeza abrumante. Ya estoy, por lo tanto, sobradamente recompensado y cualquier otra recompensa sería excesiva. Sonrió desdeñosamente el buen soberano al oír aquella respuesta que reflejaban un desinterés tan raro entre los ambiciosos indios. Y no creyendo en la sinceridad de las palabras de Sessa, insistió:- ¡ Me causa asombro su simplicidad y su desamor por los bienes materiales! La modestia cuando es excesiva, es como el viento que apaga la antorcha, dejando al viajero en medio de una noche interminable. Para que un hombre pueda vencer los múltiples obstáculos que le presentará la vida, necesita tener un espíritu enraizado en una ambición que le encamine a cualquier ideal. Exijo por tanto, que escojas, sin más demora, una recompensa digna de su valiosa oferta. ¿ Quieres una bolsa llena de oro? ¿ Deseas una cara repleta de joyas? ¿ Ya pensaste en poseer un palacio? ¿ Ansías la administración de una provincia? ¡ Aguardo respuesta ya que mi promesa está ligada a mi palabra!- Recusar vuestro ofrecimiento después de vuestras últimas palabras, respondió Sessa, sería menos una descortesía que una desobediencia al rey. Voy pues a aceptar por el juego que inventé una recompensa que corresponda a vuestra generosidad; no deseo, con todo, mi oro ni tierras ni palacios. Quiero mi pago en granos de trigo.-¿ Granos de trigo?, exclamó el rey sin ocultar el espanto que le causaba semejante propuesta. ¿ Cómo podré pagarte con tan insignificante moneda?- nada más simple, dijo Sessa. Me darás un grano de trigo por escaque; dos por el segundo; cuatro por el tercero, ocho por el cuarto y así hasta el último escaque del tablero. Te ruego, ¡ oh rey!, de acuerdo con tu magnánima oferta que autorices el pago en granos de trigo tal como lo indiqué. No solo el rey sino que también los visires y los venerados brahmanes presentes en el salón, se rieron estrepitosamente al oír la extraña solicitud del tímido inventor. La poca ambición que mostraba aquel pedido, en verdad, era para causar asombro,
Traducción de Patricio Barros 91
Preparado por Patricio Barros