Unidos para la eternidad.
Se congrega el amor perpetuo de mis sueños,
y en una nube tienes tu trono,
y como Ramón López Velarde,
te traigo una corona de besos y esperanzas.
Porque contigo, el futuro se queda corto,
Y el presente, compadre del pasado,
es fantástico, tú brillas, como el ocaso,
como las atmósferas claroscuras de mis sueños,
hueles a vitalidad, a alegría,
a la vez que a tragedia y agonía.
Hueles a tragedia.
eres ceniza, ceniza y verso,
eres rosa y espina.
Pero eres más flor,
la última flor de un príncipe
en un altar desierto.
Rosas y versos,
amores y esperanzas.
En ti volví a nacer,
y en mi concepción te
conocí como una virgen inmaculada.
Como una hoja en blanco que nadie ha sellado.
Ahora, ahora estoy marcando un infinito, en tu piel,
un Ouróboros de eternidad y el comienzo de un ciclo,
porque esta vida que me diste no quiero que termine,
quiero que sea perpetua…
rosa y espina.
Mario González Guerrero
conocí como una virgen inmaculada.
Como una hoja en blanco que nadie ha sellado.
Ahora, ahora estoy marcando un infinito, en tu piel,
un Ouróboros de eternidad y el comienzo de un ciclo,
porque esta vida que me diste no quiero que termine,
quiero que sea perpetua…
rosa y espina.
Mario González Guerrero
OJO DE DIOS
"En el principio no había nada…
y explotó. "
-Sabe quién
En la cabellera de algún mundo
ubicado en ese mismo sector de la vía láctea que
no sería prudente poner en relevancia ahora mismo,
Leonora- niña- leñadora afeitaba su planeta de raíz.
Una noche de la octingentésima de sus niñeces
le bastó para cogerla,
polvorizarla
emprismarla
y cobijarla
con hojas de laurel.
¿Átomo? Universo, tiempo:
el porro perfecto.
Encendió su Ronson
y del chispazo,
uno que se llamaba YHWH
estalló, murió, formó.
si quieres espacio,
años
—negros y de luz —
Carne:
almas crucificadas en sus huesos.
Sangre,
jeroglíficos de miedo
sobre pieles de niños muertos
o vírgenes de vida,
tez.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Da igual.
El infinito no te va a pedir permiso para incesar.
Dosis precisa de rayo,
—le bautizan estrella —
El universo es un cigarro
de ellas.
Dicen en sus raíces
que las estrellas humean
memorias amorfas
de caducados caníbales,
reses morenas que se dan de mamar
leche de cacao,
sapos de maguey con sangre de pulque
(y sin embargo, laten)
demencia en las gargantas de las aves,
libidos de marineros homosexuales
en curso a puertos desconocidos.
Leonora se enciende ahora
por las piernas y apenas anoche
le empezaron a arder las uñas de los pies.
Tiene sueño y Leonora- diosa- señora
se consume lentamente, lánguidamente
como el ayer, hoy, siempre
y después…
En la cabellera de algún mundo.
Una noche de la octingentésima de sus niñeces
le bastó para cogerla,
polvorizarla
emprismarla
y cobijarla
con hojas de laurel.
¿Átomo? Universo, tiempo:
el porro perfecto.
Encendió su Ronson
y del chispazo,
uno que se llamaba YHWH
estalló, murió, formó.
si quieres espacio,
años
—negros y de luz —
Carne:
almas crucificadas en sus huesos.
Sangre,
jeroglíficos de miedo
sobre pieles de niños muertos
o vírgenes de vida,
tez.
¿Quieres que te lo cuente otra vez?
Da igual.
El infinito no te va a pedir permiso para incesar.
Dosis precisa de rayo,
—le bautizan estrella —
El universo es un cigarro
de ellas.
Dicen en sus raíces
que las estrellas humean
memorias amorfas
de caducados caníbales,
reses morenas que se dan de mamar
leche de cacao,
sapos de maguey con sangre de pulque
(y sin embargo, laten)
demencia en las gargantas de las aves,
libidos de marineros homosexuales
en curso a puertos desconocidos.
Leonora se enciende ahora
por las piernas y apenas anoche
le empezaron a arder las uñas de los pies.
Tiene sueño y Leonora- diosa- señora
se consume lentamente, lánguidamente
como el ayer, hoy, siempre
y después…
En la cabellera de algún mundo.