Marielalero Compilatorio 24 febrero 2011 - 20 julio 2012 | Page 711
Los adultos sean padres o docentes.
No debemos hacer diferencias entre ellos marcando distancias y jerarquías. Debemos tender a
que nuestros hijos aprendan a integrarse a esta sociedad siendo ejemplos de humildad, de
sencillez conociendo los códigos sociales que existen fuera de nuestros hogares.
Es enseñarles a vivir dentro de una realidad donde todos nos encontramos inmersos y que le
interesa muy poco si somos índigos, cristales, de energía o del futuro. La densidad de este
mundo nos arrastra a todos y nos lleva a volvernos resentidos como lo estamos siendo mucho
de nosotros en estos momentos.
Creo que no debemos confundir las cosas, me refiero que querer hacer con nuestros hijos lo
que le reprochamos a nuestros padres que no hicieron con nosotros cuando fuimos niños. Una
situación es generar hábitos insanos en ellos y otra situación es educarlos disciplinándolos sin
castigarlos.
Hablándoles y dejando que vivan sus propias experiencias porque todos sabemos que por más
que nos digan “No” hacemos lo que queremos por que no creemos ni comprendemos los
peligros que nos anticipan los adultos cuando somos niños.
Somos los adultos los que debemos aprender a ser padres en la marcha a través de la
experiencia disfrutando nuestros hijos amándolos, cuidándolos y principalmente enseñarles que
nuestro camino se basa en conocernos los uno a los otros sabiendo que no todos son de
sentimientos sanos y puros.
Que a esas personas o niños no hay que provocarles, ni tenerles miedo mucho menos
subestimarles sus inteligencias.
Existen tal como se los ve y la mejor defensa hacia uno mismo es aprender a convivir dentro de
esta sociedad viendo los hechos como son, por que es esta la única verdad que nos negamos a
aceptar en vez de tomar la decisión de empezar a cambiarla a modificarla en vez de seguir
renegando y despotricando de ella. De lo contrario seguiremos viviendo hipnotizados
concientemente.
3. Valorar nuestra condición de ser padres: La rutina nos hace perder el hilo de nuestras vidas y
depositamos en los hijos nuestros problemas.
Es importante que dejemos afuera de nuestro hogar la energía de la Matrix y lo convirtamos en
nuestro verdadero hogar, haciendo en el todo lo que este mundo no nos permite ser.
Hablar sin pelearnos, comer en paz, hablar con los hijos sin mentirles sin créales falsas
ilusiones de la vida sin tener que ser directos y frontales me refiero a “No olvidarnos que ellos
transitan por su infancia” respetando sus ciclos de desarrollo y preocuparnos para que ellos nos
vean estables, seguros, fuertes y de su confianza.
Sabiendo que día a día vamos generando un hábitat familiar que nos dé a todos la oportunidad